#31: La princesa amable

124 9 0
                                        

Angie.

Corro hacia Rafael, que se ha desplomado en el suelo sin aviso alguno, cuando me agacho para revisar si se ha hecho daño, puedo notar que sus mejillas están rojas y parece sonreír. Como si tuviese un buen sueño, también parece babear por un costado y parece reaccionar a mi presencia porque comienza a balbucear cosas que no entiendo del todo.

—¡Señorito Rafael! —grita Jorge apareciendo a mi lado y haciendo que suelte un grito por el susto.

Como una reacción inmediata, hay al menos cinco armas apuntándole a Jorge, pero éste no les da importancia, parece olfatear a Rafael y verificar que esté bien. Yo solo agito mis manos hacia todos los guardias que apuntan hacia mi amigo, pidiendo que bajen las armas y repitiendo que él es inofensivo.

—Solo está dormido —concluye Jorge suspirando aliviado con una mano en su pecho, aunque parece decirlo más para sí mismo que para los demás—. Que alivio.

—¿No se golpeó al caer? —pregunta Jean preocupado, dando un paso hacia delante y Jorge le mira de mal humor.

Con esa expresión, furiosa, silenciosa y grosera, puedo notar su parecido a Roberto. Después de un par de segundos, parece que mi amigo ha decidido ignorarlo y tratar de acomodar a Rafael para cargarlo, por lo que pongo una mano en su brazo, a lo que su mirada se suaviza y me sonrie de lado, cambiando su aura por completo.

—Está bien, solo necesita un lugar más cómodo para reposar —me responde amable y me sonríe.

—¿Por qué Faraize tuvo que preguntarlo para que respondieras? —pregunta Iván irritado—. ¿Y quién te crees para meterte en medio de un evento dónde eres invitado?

—No tengo ninguna obligación de responder sus preguntas, escorias —responde Jorge aún sonriendo en un tono amable y yo cubro mi boca para tratar de procesar lo que mi amable y temeroso amigo acaba de decir.

En el fondo solo puedo oír los sonidos de indignación de la familia Snow y la risa a carcajadas de Roberto, pareciendo orgulloso de su hermano menor. Eso no me tranquiliza en absoluto, sobretodo porque si todos se tornan hostiles, no podré hacer mucho.

—De acuerdo, cachorro —dice Cristian apareciendo justo enfrente de Jorge, riendo nervioso y agitando sus manos frente a él—. Sé que estás preocupado por Fafita, pero tienes que respetar la etiqueta.

—No dejaré el lado del señorito —dice Jorge serio y coloca el cuerpo durmiente de Rafael sobre sus piernas, el cual se ha acomodado bastante rápido al nuevo ambiente—. No confío en estas personas, quién sabe qué le harán mientras duermen.

—Entiendo tu preocupación —dice Cristian riendo aún más nervioso, porque todos se ven aún más ofendidos por su comentario—, pero Fafita ya no es de los nuestros, ¿lo recuerdas?

—No me importa —responde terco y me pongo de pie, sintiéndome demasiado cansada de tanto estrés.

—Cristián, lleva a Rafael y Jorge a la enfermería —ordeno de forma autoritaria y todos voltean a verme sorprendidos—. Jorge, al ser un metahumano no afiliado, te dejaremos permanecer cerca suyo siempre y cuando no causes alboroto y eso incluye ofender a los honorables miembros de la organización. Por supuesto, tendrás asignados miembros que te vigilen, no lo tomes como ofensa, dado el historial conflictivo entre ambas organizaciones, nos es imposible confiar plenamente en ti. Por otro lado, es necesario hacer un recordatorio de que todos tienen prohibido ofenderte o buscar pelea contigo, ya que sigues siendo un invitado en este evento.

—Princesa —dice Jorge sorprendido viéndome.

—Con respecto a los miembros de la familia Snow que se han visto ofendidos por tus palabras —continuo y doy una vuelta para ver al público, haciendo una pequeña inclinación—, pido una disculpa en tu nombre. Las costumbres de ambas organizaciones son distintas, por lo que entiendo que haya mucha confusión en protocolos. Jorge Flores es un hombre amable, pacífico y razonable, ahora sólo ha sido cegado por su preocupación hacia mi mano derecha, les pido que no lo juzguen con dureza.

FaraizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora