Faraize

#12: El amo del disfraz

En los últimos días que he pasado en la Torre Elemental, mi rutina ha sido prácticamente la misma. Despierto temprano, me llevan a desayunar, asisto a las clases matutinas donde me enseñan sobre los roles que, como metahumanos, tenemos en la sociedad.

Hace muchos años, en algún lugar de lo que era la Unión Soviética, todo un pueblo moría por el hambre y el frío del invierno cuando encontraron registros de un mago muy poderoso que vivía en las profundidades de un bosque lleno de bestias. Ivánov Snow, el hijo mayor de siete hermanos, decidió arriesgarlo todo y se aventuró en el bosque, donde después de 3 años, salió controlando las tormentas de nieve con su cuerpo. Para ese entonces, varios miembros de su familia ya habían perecido, pero aquellos que no, estaban llenos de venganza por las tragedias que su pueblo había soportado, así que convencieron a Ivánov, que usaba sus poderes para alejar el frío de la gente, para empezar a robarle recursos a los más acaudalados.

Esos pequeños robos, poco a poco escalaban de intensidad, hasta que el pequeño grupo que acompañaba a Ivánov, se volvió en un grupo rebelde en contra del zar. Conforme pasaba el tiempo, los seguidores de Ivánov crecían y, al mismo tiempo, sus familiares aprendían sus técnicas, otros aprendieron derivados, otros habilidades completamente distintas, pero todas servían a sus intereses. Perseguidos por iglesias, por el ejército, Snow temía por su gente, por lo que hizo un trato con el Gobierno, el cual se convertiría en el precedente con el que se fundaría la Casa Negra. Dado que la anomalía de los meta-humanos se volvía algo más internacional, la organización viajó a varios países y asentó diferentes sedes para ofrecer un lugar seguro para los meta locales.

Después de la lección de lavado de cerebro, asisto a entrenamientos generales de condición física, donde me hacen correr por toda la torre elemental, de arriba a abajo, en una especie de carrera sádica con todos los de mi edad. Carrera que gana Natalia todos los días y en la que siempre soy la última. Después de ello, me llevan al piso donde está mamá para entrenar mis poderes de fuego, me llevan a comer y de ahí, a entrenar mis poderes de hielo en el sótano de la torre. Después de ello, tomo una ducha incómoda y me dejan en mi habitación, donde miro el techo, pensando en mi abuela, en Gabriel y todos los problemas sobre mi persona hasta que caigo dormida. Así han sido las últimas tres semanas.

Suspiro desanimada, mamá me mira jugar con mi comida sin apetito con preocupación. Hoy se cumplen tres días sin tener señales de Rafael, el cual mantuvo su identidad de Ángel por un par de días, hasta que el señor Fernando reportó que no existía alguien así en los registros de la torre, lo que ha aumentado la seguridad, aunque eso no parece importarle a mi amigo, el cual tiene gran variedad de pelucas y adornos que cambian su apariencia. Siempre aparece cerca de mí, regularmente en las clases, riéndose de mis pensamientos mientras vemos el video informativo sobre Ivanov Snow o en la carrera, quedándose hasta atrás conmigo para que no me sienta tan mal, pero ya no le he visto y estoy preocupada.

Mamá trata de hablarme del entrenamiento que tiene planeado para hoy, pero no le presto atención. Hoy no tengo ánimos de pretender que me gusta el lugar, la comida es buena y que no me doy cuenta de que me dan porciones más pequeñas que al resto. Que en el gran comedor me siento un fenómeno, ya que todos miran discretamente hacia mí y mamá, la cual no parece percatarse o simplemente no le importa.

Vamos, ni siquiera tengo ánimos de ignorar la sensación de hostilidad y peligro que siento hacia mí proviniendo de Natalia. Ella no me ha hablado desde su ataque y puedo ignorar su existencia casi todo el día, excepto al final de la carrera, donde podría jurar que sonríe al verme llegar al final y a la hora de la comida, donde me mira fijamente mientras pica su comida. Yo me siento dándole la espalda para tratar de ignorarla sin mucho éxito. Algo que he notado es que también está sola casi todo el tiempo, pero supongo es porque todos le tienen miedo, ya que nadie la mira directamente y se callan cuando está cerca.