#3: La secta mutante

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En mi sueño, estoy en un invernadero casero, es una pequeña cúpula, es de noche y hay luces navideñas iluminando el lugar. Hay muchas plantas rodeandome, enfrente mío, está Gabriel limpiando las hojas de una planta con un pequeño trapo húmedo mientras sonríe.

—¿Has venido a ayudarme o a verme así? —me pregunta sonriendo y noto que en mis manos también hay un trapo húmedo de color rosa.

—Ambos, ¿por qué? ¿Tienes un problema? —respondo en contra mi voluntad, Gabriel me mira sonriendo y camina hacia mí con paso decidido para tomar mis manos.

—Sí, cuando me miras así quiero besarte —me dice con voz suave.

—¿Y por qué no lo haces? —pregunto con un tono coqueto, Gabriel se ríe nervioso y me besa en los labios con ternura.

Cierro los ojos de forma instintiva, cuando los vuelvo a abrir, estoy en una habitación vacía, mi abuela está frente a mí, sentada con las piernas cruzadas y con ropa vieja, llena de quemaduras.

—Respira —me dice mi abuela en italiano—, controla tus emociones y así controlarás tu poder.

¿Poder?

—Angie —me llama la voz de mi madre en la entrada, sosteniendo una bolsa de víveres para caminar hacia mí—. Angie, sabes que no puedes usar tus poderes.

—Solo le estoy enseñando a controlarlo, es lo más seguro para todos —se queja mi abuela.

—Mamá, ya hemos hablado de esto —se queja mamá furiosa—. ¿Qué pasa si alguien la ve? ¿Si lo detectan? Si la encuentran estaría en un grande riesgo.

—¡Con más razón hay que entrenarla! —grita mi abuela poniéndose de pie—. Solo así podrá defenderse sola, no puedes protegerla toda su vida.

—Puedo, y lo haré —le dice mi mamá furiosa y siento como la temperatura de la habitación comienza a aumentar.

—Basta —susurro nerviosa mientras miro mis manos, las cuales tiemblan por los nervios.

—Eres una idiota si crees eso, ¿qué harás cuándo Fiona vuelva por ella? —le pregunta mi abuela y puedo ver como su cabello comienza a elevarse como siempre que se prende en llamas—. ¡¿Qué harás cuando quiera cobrarte el más estúpido favor que pudiste pedirle?!

—¡He dicho basta! —grito dando un pisotón causando un círculo de fuego alrededor mío, que asusta a mi mamá y a mi abuela.

Despierto dando un grito sentandome sobre la cama, mi corazón está acelerado y respiro dando grandes bocanadas de aire. Mi mamá y mi abuela duermen en la cama en el centro de la habitación, yo estoy dormida en el sillón, hay una pequeña manta sobre mí, la cual tiene quemaduras pequeñas. Suelto un grito de sorpresa y la tiro al suelo.

Paso mis manos por mi cabello, confundida. Esto debe ser un sueño extraño, debo estar volviéndome loca, después de todo, en menos de 24 horas, descubrí que existe una organización para gente como mi mamá, el líder las considera problemáticas, me comprometieron con un desconocido. Este sueño solo es mi mente colapsando por la cantidad excesiva de información que he tenido hoy, sí.

—No fue un sueño —dice la voz de Gabriel detrás mío y volteo hacia atrás, para encontrarlo de pie con las manos en su espalda.

Mi grito de susto es detenido por las manos de Gabriel en mi boca, que me susurra que guarde silencio. Ambos volteamos a ver a mi mamá y mi abuela, que duermen profundamente.

—Lo lamento, no quería asustarte —me dice en voz baja.

—Entonces no te metas en las habitaciones de las demás personas mientras duermen —me quejo con una mano en el pecho, con mi corazón aún alterado por los sustos—. Es aterrador cuando alguien te ve dormir.

FaraizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora