Gabriel dejó su mirada fija en el teléfono que acababa de apagar, aún no se lo podía creer. La esposa de Emilio, Helena, le había invitado personalmente a su próxima fiesta. Eso iba más allá de las reuniones sociales para captar potenciales socios. Aquella fiesta tampoco tenía otro motivo que no fuera el ver y ser visto. Era una tarjeta de presentación en la alta sociedad madrileña, y le estaba abriendo la puerta para entrar, y no la puerta de servicio, no, la puerta grande. Lo que no entendía, era su insistencia en que llevara a Jimena. Él era hábil leyendo entre líneas, y lo que había percibido le parecía algo más que extraño. Sólo había una manera de despejar sus dudas, y era Jimena. Marcó el número y esperó.
- Hola, Gabriel.-
- ¿Ha pasado algo con tu familia, verdad?.-
Escuchó el aire salir pesadamente al otro lado de la línea.
- Las noticas vuelan. –
- No tengo idea de lo que ha ocurrido, pero quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites.-
- Acabamos de conocernos.-
- Puede ser, pero estoy seguro que sé más sobre ti de lo que lo hacen cualquiera de ellos.-
- Tú te has molestado en hacerlo.-
- Porque me interesas, Jimena. Lo sabes.-
Gabriel esperó su respuesta unos segundos, pero ella mantuvo el silencio, cómo si estudiara una respuesta que no podía dar.
- ¿Vas a decirme que ha ocurrido, o tendré que recurrir a métodos drásticos para conseguir que hables?.-
Ella no puedo evitar que una pequeña risa escapara de su boca, bien, al menos podía hacerla reír.
- Mi tío me dio un ultimátum.-
- ¿Qué ultimátum?.-
- En su casa no se toleran las relaciones indecentes, al menos por parte de las mujeres solteras.-
- ¿Indecentes?.-
- ¿Ah, no lo sabías?, pues al parecer eres tú el que me ha hecho una cualquiera al acostarme contigo.-
- ¿Eh?.-
- Eso mismo pensé yo.-
- O sea, que tenemos un lío sexual entre manos, y yo sin enterarme.-
- Menos mal que mi tío me dio la información, porque a mí también se me hubiese escapado ese dato.-
- No, en serio. Me encanta que te lo tomes con ese humor, pero tu tío tiene algo de razón. En su mundo, las apariencias lo son todo.-
- Tú lo has dicho, en su mundo. No en el mío.-
- ¿Eso quiere decir que seguiremos siendo amigos, diga lo que diga tu tío?.-
- ¿Tu quieres seguir siéndolo?.-
- No.-
- ¿No?.-
- No, Jimena. Yo quiero que seamos más que amigos.-
Otra vez el silencio al otro lado. ¡Maldita sea!, por eso tenía las conversaciones importantes cara a cara. No poder interpretar su expresión, le privaba de su mejor ventaja, interpretar lo que sentía.
- ¿Quieres más que amigos?.-
- He intentado no hacerlo, pero cada vez que estoy contigo, me sorprendo queriendo un poco más. Y créeme, es algo nuevo para mí. Así que estoy pisando terreno desconocido.-
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Un ángel de alas negras
RomanceLa madre de Jimena la dio todo el amor, la protegió, pero solo pudo hacerlo hasta que un desconocido se llevó su vida. A los 14 años, se vio acosada por una familia que la rechazaba por falta de "pedigrí". Nadie la ayudó, hasta que llegó su tía abue...