Capítulo 27

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Jimena estaba en el nuevo local, revisando los planos de distribución con el contratista. Los obreros pasaban atareados a su alrededor, acostumbrados a su presencia.

- Señorita, hay un hombre allí afuera que la está buscando.-

Jimena sonrió y corrió hacia la puerta de entrada. Gabriel por fin había llegado. Pero se equivocaba.

- Veo que te has puesto manos a la obra.-

- Hola tío Emilio, no esperaba tu visita.-

- Ya, eso es porque te escapaste como una lagartija.-

Jimena enderezó aún más su tensa espalda, y se preparó para la batalla dialéctica que iba a llegar.

- ¿Por qué has venido?.-

- ¿De verdad quieres que piense que no sabes el motivo?. No seas hipócrita, no esperaba eso de ti. Aunque, bueno, tampoco esperaba que fueras una perra desagradecida y vengativa.-

- ¿Puedes decirme por qué me estás acusando?.-

- Te ha faltado tiempo para poner al perro de presa de tu amante en mi contra, puta. ¿No te enseñaron a no morder la mano que te alimenta?. –

- He dormido bajo tu techo 27 días y he servido de gancho para todas y cada una de las snobs reuniones a las que me habéis arrastrado, tanto tu mujer, como tú. He horneado y creado delicatesen para vuestro único beneficio, así que creo que he cubierto mi manutención sobradamente. No pienso que te deba nada, tío.-

Emilio acercó su rostro demasiado, invadiendo un espacio personal que Jimena se había preocupado en mantener libre. Pero ella no retrocedió, eso sería ser débil, y ella podría serlo, pero no se lo mostraría.

- ¿No me debes nada?. He invertido una fuerte suma en ese maldito proyecto, he usado todos y cada uno de los contactos que tenía en el ayuntamiento, he sobornado y prometido favores a cantidad de gente, y no pienso perder nada de eso. Díselo a tu amante.-

- Si tiene que decirme algo, hágalo directamente, no mande mensajeros.-

Emilio se giró para encontrar la imponente silueta de Gabriel a un par de metros de ellos. Jimena vio algo en sus ojos que hizo su cuerpo temblar.

- No voy a dejar que me arruines, cabrón.-

- ¿Es así como tratas a tus socios?.-

Gabriel caminó hasta Jimena, y la tomó a su costado, manteniéndola semi- protegida de la línea de fuego.

- ¡¿Socio?!. Socio es el que trabaja conmigo y se arriesga tanto como yo. Tú, pedazo de tramposo, te has aprovechado de mi necesidad para ponerme en esta situación de mierda, y además, estás detrás de la retirada del árabe del proyecto.-

- Tú aceptaste mis condiciones, firmaste el contrato sin ninguna presión por mi parte, así que tú solito te metiste en el agujero. No voy a disculparme por cubrirme las espaldas, si estoy dónde estoy, es por haberlo hecho siempre. Y con respecto a lo del Jeque Admund Jhosef... te diré que siempre he querido trabajar con él, así que no sé de qué me estás acusando.-

- A mí no me engañas, Gabriel. Tú estás detrás de todo esto, y voy a hacerte pagar por ello, de la manera que sea.-

Gabriel se inclinó hacia él, sacando partido de su mayor altura, fuerza y juventud. ¿El león joven desafiando al león viejo?, totalmente.

- Haz lo que creas, pero no esperes que me quede quieto esperando.-

Emilio se enderezó, giró sus talones y salió del local.

- ¿Me dirás que ha sido todo esto?.-

Gabriel perdió su expresión dura cuando sus ojos se posaron sobre ella.

- Negocios.-

- Negocios que han salido mal, por lo que veo.-

- Para él sí.-

- Sé que no es de mi incumbencia el modo en que trabajas, ni los negocios que haces, pero... me parece que me has metido en medio. Así que...¿vas a decírmelo tú, o tendré que enterarme cuando Emilio empiece a escupirme su veneno?.-

- Tal vez lo haga, pero no aquí ni ahora.-

Gabriel sintió como su pulso latía descontrolado. No, ahora no, demasiado pronto, todavía no. Pero sabía que no había muchas posibilidades de retrasarlo, no si no quería que Jimena saliera perjudicada en aquel fuego cruzado.

- De acuerdo.-

Jimena se dio la vuelta, y caminó hacia la cocina en obras. Si él no quería seguir hablando, no lo harían. No al menos que Gabriel estuviese preparado, o hasta que ella no quisiera esperar más.

Un ángel de alas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora