Jimena esperó a que su propia respiración se normalizara, para lanzarse a su próxima misión.
- ¿Acabarás la historia, o tengo que imaginármelo por mi cuenta?.-
Sintió el abdomen de Gabriel tensarse bajo su palma, y el ritmo de sus pulmones se paralizó por unos segundos. Notó el momento en que él decidió que era el momento de sacar a la luz aquello que había mantenido oculto en el fondo del armario.
- Perdí a mi padre con 17 años, en un accidente de construcción. Fue duro, sobre todo porque era el único que sostenía a la familia. El dueño de la empresa dio todas las vueltas legales, para no pagar un solo céntimo de indemnización por el accidente. Ni tan siquiera penalizaron a la empresa por las faltas en seguridad. Él quedó libre y con todo su dinero. Mi familia se quedó sin padre, y con una pensión de viudedad de mierda para mi hermano y para mí. Mi madre volvió a trabajar, pero sólo consiguió trabajos de limpiadora mal pagados. Yo obtuve una beca para la Universidad, siempre tuve buenas notas, pero vernos allí, con una hipoteca que se comía la mayoría de nuestros ingresos, me hizo pensar en buscar un trabajo y ayudar en vez de estudiar. Pero mi madre me obligó a hacerlo.-
- Quería que tuvieras un futuro mejor que él suyo.-
- Así que hice las dos cosas. Estudié y entré como camarero en un club en cuanto cumplí los 18. Mi segundo año de Universidad, mis notas se resintieron, sobre todo porque pasaba mucho de mi tiempo de estudio trabajando, o recuperando las horas de sueño que arrastraba por ese mismo trabajo, así que perdí la beca.-
- ¿Dejaste los estudios?.-
- No tuve que hacerlo. Encontré la solución a mis problemas en el mismo club.-
- ¿Así es como llegaste a...?.-
- Había un chico, un cliente, que me mostró su forma de hacer negocio. Me dijo que con mi físico podía conseguir captar a muchas mujeres. Y le creí, porque era verdad. Siempre he sido bueno en atletismo, me gustaba correr. Los fines de semana, desde que era niño, ayudaba a mi padre con pequeñas chapuzas, por lo que estaba acostumbrado al esfuerzo físico, y se notaba en mi cuerpo. Iba a clase en bicicleta, por lo que suponían casi 20 kilómetros diarios. Si sumas todo eso a mi genética y mi aspecto, era una bomba sexual para las maduras calientes de toda la ciudad.-
- Entonces tuviste mucho trabajo.-
- Pude pagar la matrícula, el material, irme de casa y ayudar a mi familia. No era un trabajo para enorgullecerse, pero sacó a mi familia adelante, así que no me arrepiento de lo que hice.-
- ¿Y después?.-
- Creo que mi madre sospechaba en qué andaba metido, por eso siguió aceptando trabajos de mierda, aunque su salud se fue deteriorando. No quería que siguiera con lo que hacía, porque veía en qué me estaba convirtiendo. Es mundo te destruye por dentro.-
Jimena se desplazó más arriba, para poder acariciar su mejilla mientras lo miraba a los ojos.
- Pero saliste de él.-
- Terminé la carrera de derecho, pagué la hipoteca y cubrí las necesidades de mi hermano. Ya casi había conseguido mi objetivo. Estaba trabajando de pasante en un importante firma de abogados, y tenía muchas expectativas de trabajar con ellos cuando mi período terminara, pero... como ocurre en esta vida, los sueños están para romperlos, y eso es lo que hizo Marcela.-
- ¿Te amenazó con contarle tu pasado a su marido?.-
- Es una mujer inteligente y retorcida, chantaje es su segundo nombre.-
- Pude ver algo de eso en la fiesta.-
- Mantente alejada de ella, lo digo en serio. Es dañina.-
- Sé cómo manejar a gente como ella.-
Gabriel sostuvo la nuca de Jimena, acercándola más a su cara, apretando para que entendiera que no bromeaba.
- No, Jimena. Mantente alejada de ella, prométemelo.-
- De acuerdo.-
- Quiero que me entiendas. No soy un hombre bueno, perdí mi buen corazón hace mucho tiempo, pero cuido de lo que es mío. –
Quizás era demasiado pronto para decirle, que solo había dos personas en este mundo, por las que estaría dispuesto a todo. Una era su hermano pequeño, y la otra era ella. Su madre había muerto hacía 3 años, así que ahora ella era la única mujer en su vida, y la mantendría a salvo como fuera.
- Hasta ahora he sobrevivido muy bien en este mudo, sola. Sabes que no te necesito para seguir haciéndolo.-
- Sé que puedes, pero no permitiré que mi mierda te toque, tienes bastante con la de tu familia.-
Jimena cruzó los dedos sobre el pecho de Gabriel, y apoyó su barbilla sobre ellos, clavando sus ojos sobre él.
- ¿Y si yo de dijera que voy a mandar a mi mierda bien lejos, me ayudarías a hacerlo?.-
- Sin dudarlo.-
Gabriel se sentó en la cama, y posicionó a Jimena entre sus brazos, bien segura.
- No soy de los que ofrece su ayuda, y mucho menos de los que se exponen por otros, pero por ti lo haría.-
- Entonces, ¿porqué no me dejas hacerlo por ti?.-
- Pillado.-
- Entiende que yo también quiero protegerte.-
- Jimena, sé que por fuera eres dura, pero tu corazón es demasiado dulce, tierno. No quiero que nadie lo destruya como pasó con el mío.-
- ¿Crees que no tienes corazón?.-
- No lo creo, lo sé.-
- No, Gabriel. Cuidas de tu hermano, lo proteges, lo quieres, eso no lo hace alguien sin corazón.-
- Quizás lo haga porque es lo único que queda del viejo Gabriel, el que una vez fue bueno e inocente.-
- ¿Y yo?, no soy parte de tu pasado, y aún así, quieres protegerme.-
- Tal vez porque soy egoísta.-
- ¿Egoísta?.-
- Cuando estoy contigo me siento vivo otra vez. Veo las cosas a través de ti y las disfruto. Es como pasar de una imagen en grises, a ver todos los colores.-
- ¿Yo te hago eso?.-
Los brazos de Jimena se enredaron en el cuello de Gabriel, mientras le regalaba una pícara sonrisa.-
- Mierda, ahora es cuando me vas a chantajear para conseguir lo que quieres.-
- Por supuesto, ¿qué esperabas?.-
- Tenía que haber cerrado la boca. ¿Qué quieres?.-
Jimena le besó fugaz y duramente, antes de saltar de la cama y empezar a caminar hacia el baño. Antes de llegar a la puerta, giró su travieso rostro hacia él.
- Frótame la espalda.-
Antes de que Gabriel entendiera de qué iba aquel juego, Jimena empezó a correr hacia la ducha. Esta mujer iba a acabar con él, pero no se arrepentía, moriría feliz.
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Un ángel de alas negras
RomanceLa madre de Jimena la dio todo el amor, la protegió, pero solo pudo hacerlo hasta que un desconocido se llevó su vida. A los 14 años, se vio acosada por una familia que la rechazaba por falta de "pedigrí". Nadie la ayudó, hasta que llegó su tía abue...