- ¿Qué te parece?.-
Jimena extendió los brazos y giró a su alrededor. La luz estaba a media intensidad, igual a como estaría cuando el local estuviese abierto para la hora de las cenas.
- Increíble. Ese diseñador se ha ganado cada céntimo que le hayas pagado.-
- Te gusta.-
- Mucho.-
- Bien. ¿Todo listo para la inauguración de mañana?.-
- Sí.-
- Bien, entonces vamos a esa cena de celebración que me prometiste.-
Jimena agarró su brazo y lo hizo caminar hacia la parte más privada del local.
- Bueno. Mañana es la inauguración oficial, pero antes, me gustaría hacerlo contigo.-
Una mesa puesta para dos estaba esperando. Jimena había pensado en todo. Había creado un espacio aislado, con la luz esquivando discretamente el lugar, dándole ese aspecto romántico.
- Ummm, inauguración sólo para dos. Eso sí que es exclusivo.-
- Eres la única persona con la que quería hacerlo.-
Gabriel la tomó entre sus brazos y la hizo girar como si bailaran.
- Ambiente acogedor, buena comida, compañía exquisita. Sería un pecado no rematar la noche con algo alocado y especial.-
- Cuando hablas de sexo, lo haces parecer como algo nuevo y excitante.-
- Bueno, ahora no estaba hablando de sexo.-
- ¿Ah, no?.-
Gabriel retiró con delicadeza los brazos de Jimena enredados a su cuello. Lentamente se puso sobre una rodilla, y comenzó a sacar algo de uno de sus bolsillos.
- Había planeado hacerlo después de la cena, pero después de todo esto, no puedo esperar.-
- ¿Qué...?.-
- La primera vez no me tomaste en serio, la segunda fuiste coaccionada por mi mágico toque. Pero quiero que tengas una petición de mano, que puedas contar a nuestros hijos cuando te pregunten.-
- Más romántica.-
- Eh, no, más bien apta para todos los públicos.-
Jimena soltó una risita.
- Vale.-
- Jimena Corona, vas a casarte conmigo, no voy a permitir que sea de otra manera, pero... ¿me harías el honor de llevar esto, para que todo el mundo sepa que me has dicho que sí vas a hacerlo?.-
Abrió el estuche, revelando un colgante en forma de corazón. Eran dos hermosos hilos de oro y platino entrelazados.
- Es.... Precioso.-
Gabriel se levantó y comenzó a sacarlo de su estuche, deslizando la cadena entre sus dedos. Se acercó a Jimena y esperó su consentimiento para deslizarlo por su cabeza.
- Verás, así no es más que una joya que grita que tu corazón tiene dueño, pero...-
Tiró de la otra cadena, aquella que sostenía el medallón de su madre dentro de su escote.
- Me gustaría ser tan importante para ti, como para merecer estar aquí.-
Hizo que el medallón entrara en el centro del corazón, encajando ambos, como si fuese una única joya.
- Piensas... piensas que la perfección está en mi corazón.-
- Eres perfecta, por fuera, y por dentro. No lo dudes.-
- Vas a hacerme llorar.-
- A no, entonces devuélvemelo.-
- ¡Ja!, eso ni de coña.-
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Un ángel de alas negras
RomanceLa madre de Jimena la dio todo el amor, la protegió, pero solo pudo hacerlo hasta que un desconocido se llevó su vida. A los 14 años, se vio acosada por una familia que la rechazaba por falta de "pedigrí". Nadie la ayudó, hasta que llegó su tía abue...