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"Día de coronación"
Un año, exactamente un año para que el nuevo rey sea coronado, la coronación fue bastante popular sin duda, Jane observaba detenidamente cómo su padre recibió la corona.
Jane camino hacia su padre, se reverenció ante él y por primera vez bajo la cabeza ante su padre, caminó unos pasos más hasta estar frente él y besar su mejilla.
—Suerte —susurro Jane.
El rey se puso de pie y agarro de la almohadilla de tercio pelo una corona con diamantes alrededor y zafiros, esmeraldas y rubíes en el centro, Jane se arrodilló para que el rey pudiese colocarle la gran corona, solo para la princesa de Gales.
Al cabo de unos minutos, la familia real saludaba a la multitud desde el balcón, Jane colocaba a Adelaide en alto para que pudiese observar mejor.
Todos saludaban sonrientes, el rey saludaba sin parar a su pueblo, Benedict tenía en brazos a Violet y George.
El impopular príncipe regente ahora era el rey de Inglaterra, mandaba el país y ahora era bastante popular.
Y su hermosa hija, la razón de que el pueblo amara al rey, por otro lado estaba la reina consorte, a la cual se le prohibió entrar en la coronación y sin duda algo que la princesa de Gales debía arreglar.
Al acabar de saludar al pueblo, Jane llego al lugar donde se encontraba su madre, la reina al oír las puertas abrirse se tiro al suelo devastada.
—Jane... —musitó la Reina.
—¿Que es lo que sucede contigo?
—Tu padre, me ha prohibido la entrada a la coronación, no puedo entrar a ser coronada como reina consorte...
Jane camino hacia ella y se puso en su altura.
—No eres una santa, madre, te has pasado día tras día con un amante al igual que mi padre, no fueron un matrimonio que dio el ejemplo al pueblo, decepcionaron la corona y el pueblo, es mejor que te vayas —hablo Jane poniéndose de pie.
—¡Eres una vergüenza!
Jane se detuvo de golpe, se dio la vuelta y miró a su madre.
—Tu igual, supongo que es de madre e hija, las dos una vergüenza para el pueblo, ¿verdad? Tu una mujer que se pasó hombre en hombre y yo una mujer que desde que me case no cambié a mi marido y que no decepcionó al pueblo.
