Destinos Cruzados (BELLAMIONE)

Capitulo 9: Despedida

Habían pasado tres días desde aquella conversación, y Hermione seguía posponiendo su partida. El pueblo ya se encontraba en mejores condiciones; las reparaciones avanzaban rápidamente, y solo quedaban unos pocos en el bar, entre ellos Ron, Bellatrix y Hermione. A pesar del tiempo, las dos mujeres seguían compartiendo la misma habitación, con las camas pegadas una a la otra.

Durante el desayuno, un sonido familiar interrumpió sus pensamientos. Hermione tardó unos segundos en reconocerlo: su teléfono celular sonaba desde la habitación. Corrió hacia las escaleras y entró rápidamente al cuarto, pero la llamada se había perdido. Al revisar, vio que era su padre y no tardó en devolver la llamada.

—¡Papá! Hola, ¿cómo están ustedes? —dijo, tratando de sonar despreocupada—. Estoy bien, la tormenta me dejó atrapada en un pueblo que estuvo incomunicado, pero ya todo está mejorando. Sí, papá... sé que es hora de volver. Lo sé, tenemos un trato... No te preocupes, lo prometí, volveré pronto. Te amo, papá. Saludos a mamá.

Cortó la llamada con un largo suspiro, sintiendo el peso de la realidad que la aguardaba fuera de aquel pequeño mundo que había compartido con Bellatrix, Rony, Luna y el pequeño Harry. Cuando se giró para salir de la habitación, se encontró con Bellatrix, apoyada en el marco de la puerta, observándola con una sonrisa triste y una mirada difícil de descifrar.

—Vaya, parece que el deber te llama, pequeña paloma —dijo Bellatrix, y aunque lo dijo con ligereza, Hermione sintió lo acertado de sus palabras.

—Así es... —respondió Hermione con una sonrisa igualmente triste, soltando otro suspiro—. Creo que ya no puedo seguir alargando mi partida.

—¿Y qué harás con Harry? —preguntó Bellatrix, refiriéndose al pequeño cachorro—. No puedes llevarlo contigo en la motocicleta, sería un riesgo para ambos.

—No puedo dejarlo —dijo Hermione, angustiada—. Le prometí cuidarlo. Además, si lo dejo aquí, Tom lo lanzará al bosque apenas me suba a la moto.

Bellatrix, sin dudarlo, extendió una mano y la colocó en el hombro de Hermione, transmitiéndole calma.

—Te propongo un trato, paloma —dijo suavemente—. Lo cuidaré por ti hasta que regreses a buscarlo.

Hermione se quedó atónita ante la oferta. La verdad era que no había pensado en volver a ese lugar, aunque sentía un nudo en el estómago cada vez que pensaba en irse. Al mirar los ojos oscuros de Bellatrix, notó un brillo que no había visto antes y una sonrisa cálida que le hizo sentir algo desconocido y reconfortante a la vez.

Aún sin poder articular palabra, fue Bellatrix quien rompió el silencio una vez más.

—Bueno, eso si deseas volver... —dijo con suavidad—. Dijiste que había algo aquí que te impedía irte. Quizá ese algo te dé ánimo para regresar. Tal vez, la próxima vez que vuelvas, encuentres lo que realmente estabas buscando al llegar aquí.

Las palabras de Bellatrix, acompañadas de esa mirada profunda y esa sonrisa que iluminaba su rostro, penetraron el corazón de Hermione. Por un instante sintió que el impulso de quedarse, de explorar lo que sentía, fue más fuerte que nunca.

En ese momento, Hermione supo que su partida no sería definitiva. Algo la ataba a ese lugar, y ese "algo" era más poderoso de lo que podía admitir en voz alta.

—Quizá tienes razón y tenga que volver por Harry...  y quién sabe, tal vez la próxima vez no solo el se vaya conmigo. Quizá tú también podrías acompañarme —dijo Hermione, casi sin darse cuenta de la carga emocional que sus palabras llevaban.

Bellatrix la miró con una sonrisa suave y, sin previo aviso, dio un par de pasos hacia ella. Hermione apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Bellatrix la envolvió en un abrazo. Al principio, se quedó congelada por la sorpresa, pero después de unos segundos, sus brazos respondieron, devolviendo el gesto. En ese abrazo, Hermione percibió de cerca el suave aroma a jazmín que emanaba de Bellatrix, una fragancia que la llenó de una paz que jamás había experimentado en los brazos de otra persona.