Capitulo 13: Casa

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Hermione decidió que no haría más paradas que para abastecer combustible. Ya no sentía la necesidad de llenar un vacío con diversión y chicas de paso; quería llegar a casa, ver a sus padres y, sobre todo, volver a ver a Bella. Su mente era un carrusel de emociones. No entendía cómo su manera de ver la vida podía cambiar tanto en una semana. Aunque, bueno, también pensó que había personas a quienes un simple acontecimiento de un minuto les cambiaba la vida.

Salió a las 6 a.m. de ese pueblo y ya eran las 6 p.m.; le faltaban dos horas para llegar a casa. Estaba agotada, pero solo quería llegar, echarse en su cama y hacerse bolita en ella para pensar en cómo sería su vida de ahora en adelante. Si algo tenía claro, era que quería volver a ver a Bella. Bella... recordó el pequeño papel que ella había metido en su bolsillo y sintió curiosidad por saber qué había escrito.

Finalmente, vio a lo lejos una hermosa mansión en medio de un prado, lejos de la ciudad. Casa. Ya había llegado a casa. No sabía realmente cómo llegó sin sufrir un accidente, ya que su mente estaba en todo menos en la carretera. Se estacionó al lado del Lamborghini de su papá. Uno de los chicos que trabajaban en la casa se acercó a saludarla y ayudarle con su mochila.

"Señorita Hermione, bienvenida."

"Vamos, Jimmy, somos de la misma edad y nos conocemos desde niños. Te dije que me tutees. ¿Cómo estás?"

El chico se sonrojó. "Estoy bien, Hermione. ¿Qué tal tu viaje?"

"Excelente, Jimmy, gracias. ¿Papá y mamá están en casa?"

"Sí, señor... Hermione, están preparándose para la cena."

Sin más, Hermione entró en la casa. Su papá estaba en el living con un vaso de whisky. "¡Mione!" dijo efusivamente, colocando el vaso sobre la chimenea y caminando hacia su hija para darle un fuerte abrazo.

"Yo también te extrañé, papá, pero me estás asfixiando," dijo Hermione riendo.

Su mamá, que escuchó el alboroto, también salió a su encuentro. "Cariño, ven aquí," dijo abriendo los brazos para recibir a su hija y no dejaba de besarla. "¿Cómo estás, mi niña? ¿Cómo que estás más flaca? ¿No comías bien? ¿Cómo estuvo el viaje?"

"Tranquila, mamá, ya te contaré. Y no, no estoy más flaca," respondió Hermione riendo.

Su madre la mandó a que se diera una ducha para luego bajar a cenar y contarles cómo había sido su viaje.

Hermione bajó después de una larga ducha de agua caliente, se puso ropa cómoda y se dispuso a cenar con sus padres.

—¿Y bien? —dijo su papá—. Cuéntanos, ¿qué tal te ha ido? ¿Cuántos pueblos pudiste conocer? Vamos, que nos mata la curiosidad —añadió su madre con entusiasmo.

Hermione empezó a relatar su viaje, describiendo cómo cada pueblo era diferente, pero resaltando lo cálidas y amables que habían sido las personas con las que convivió. Su madre sintió especial curiosidad por los días que Hermione pasó en Castle Combe durante la tormenta. No eran tontos; notaron la melancolía con la que Hermione hablaba, así que su madre lanzó la pregunta:

—¿Y quién es esa persona tan especial? Porque no creo que sea solo el cachorro de Harry.

Hermione sintió que su cara se calentaba y supo que se estaba sonrojando.

—¡Mamáaaa!

—¿Qué pasa, cariño? Somos tus padres, te conocemos bien. No tengas vergüenza de contarnos si conociste a alguien especial. Sabes lo felices que seríamos si algún día permites que alguien te ame y tú lo ames también. Cuando yo conocí a tu padre, supe que él era el indicado, que no importaba lo que sucediera, sería mi compañero de vida y de aventuras. Y aquí estamos, 30 años después. Vamos, cuéntanos.

—Es complicado, mamá —respondió Hermione con un suspiro.

—¿Por qué, cielo? ¿Por la distancia tal vez?

—Ojalá solo fuera eso —respondió Hermione con un tono triste—. Bella tiene muchas heridas y quiere sanarlas sola.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se esforzó por contenerlas para que sus padres no la vieran llorar. Su padre tomó su mano sobre la mesa.

—¿Acaso te cerró las puertas en la cara?

—No, papá. Ella... solo me pidió que fuera paciente y que le escribiera cartas.

—¿Cartas? —preguntó su madre, divertida.

—Sí, mamá. Le rogué que compráramos un teléfono para comunicarnos, pero se negó de todas las maneras posibles. Me dio a entender que, si me importaba de verdad, tendría que tomarme el tiempo para leerla y escribirle.

—¡Guau, cariño! ¡Qué romántico! Creo que ya amo a esta chica —dijo su madre con una sonrisa.

Hermione sonrió con melancolía y su padre le devolvió la sonrisa.

—Sabes, amor, si ella es para ti y tú para ella, valdrá la pena que la complazcas en lo que te pidió.

Siguieron cenando y compartiendo anécdotas hasta que llegó la hora de despedirse para que Hermione pudiera descansar. Apenas entró en su cuarto, fue a buscar el pequeño papel que Bella había metido en su bolsillo. Todavía tenía el aroma de ella. Lo acercó a su nariz e inhaló profundamente, embriagándose con el rico olor de Bella que impregnaba el papel.

"Querida Paloma..."

Así comenzaba la primera carta. Estaba escrita con una pulcra y hermosa letra cursiva. Hermione suspiró y continuó leyendo.

"Sé que no es lo que querías de mí, y te agradezco que al final aceptaras que nos comunicáramos por este medio. Ahora que estás lejos, debo confesarte que estuve a un ruego más de aceptar tener el bendito teléfono. Menos mal que no insististe más. La verdad, no sé por qué, pero me parece mucho más íntimo escribir estas palabras para ti."

Hermione sonrió mientras sus ojos se movían rápidamente sobre el papel.

"Mi pequeña Paloma, debo agradecerte que hayas decidido dejar la costa y adentrarte en las montañas, y también agradezco al clima que impidió que siguieras tu camino. Agradezco que esa noche llegaras con tus aires de chica irresistible. Aunque te hice creer que me eras indiferente, debo admitir que, hasta cierto punto, llamaste mi atención. Al principio, no entendí por qué. La verdad es que sentí algo de miedo, pensando que podrías ser una persona dominante, alguien que obtiene lo que quiere solo porque puede. Pero luego me di cuenta de que eres mucho más que eso; eres una chica muy dulce."

Hermione sintió que su corazón latía más rápido a medida que continuaba leyendo.

"Cuando rescataste a Harry y te enfrentaste a Tom, supe que no solo eres dulce, sino también una persona justa, y eso me gustó. Quiero abrirme a ti, pequeña Paloma. Quiero que me conozcas, y también quiero conocerte. Y si algún día decides regresar, si no te enamoras de alguien más en esta nueva etapa de tu vida, aquí estaré."

—Bellatrix.

Hermione leyó la carta al menos tres veces. Su corazón se llenó de esperanza y calidez, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que tal vez, solo tal vez, su vida comenzaba a tomar un rumbo diferente, un rumbo que la acercaba a Bella. Con la carta en su mano y una sonrisa suave en sus labios, cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de paz que le daba la posibilidad de un futuro junto a ella.



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Destinos Cruzados  (BELLAMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora