Hermione iba perdida en sus pensamientos, recordando esos ojos negros profundos que tanto la habían cautivado. Pensaba en los eventos que habrían marcado la vida de Bellatrix para que, a pesar de su sonrisa hermosa, siempre llevara esa mirada triste. De repente, frenó su moto bruscamente, haciendo que la rueda delantera se levantara del suelo por un segundo. Hermione maldijo entre dientes y dio media vuelta, regresando al pequeño pueblo que la había acogido de una manera más cálida de lo que jamás hubiera imaginado. Aceleró sin importarle nada más que llegar lo más pronto posible.
Ya había avanzado más de 100 kilómetros, pero la distancia no le importaba. Tenía que ver a Bellatrix, y pronto. A lo lejos, divisó la estación de servicio de Tom. El hombre, al escuchar el rugido del motor, se acercó a la ventana y frunció el ceño al ver que era la castaña. Tom no era tonto; había notado la complicidad en las miradas entre Hermione y Bellatrix durante los últimos días, y aunque se había alegrado cuando la vio cargar gasolina para irse del pueblo, ahora que la veía regresar, no pudo evitar sentir celos y frustración.
Hermione se detuvo en la entrada del bar justo cuando Bellatrix salía con Harry en brazos, sin percatarse aún de su presencia, ya que estaba conversando con Luna. Parecía que iban a comprar comida, pues llevaban bolsas en las manos. Luna fue la primera en ver a Hermione y sonrió, llamando la atención de Bellatrix, quien volteó para ver a quién saludaba su amiga. Al ver a Hermione, la sorpresa se reflejó en su rostro, pero también una sonrisa sincera se dibujó en sus labios. Su corazón dio un salto tan fuerte que sintió que casi se le salía del pecho, aunque no comprendía del todo la emoción que la invadía.
El pequeño cachorro, Harry, saltó de los brazos de Bellatrix y corrió hacia Hermione, moviendo la cola alegremente mientras se restregaba contra sus piernas, pidiendo que lo cargara. Hermione se agachó para tomarlo en sus brazos, sin apartar la mirada de Bellatrix, quien tampoco dejaba de mirarla.
Fue Luna quien rompió el silencioso intercambio de miradas entre ambas mujeres.
—Hermione, ¿qué haces de vuelta tan pronto? —dijo con una sonrisa divertida—. ¿Acaso ya no puedes vivir sin nosotras?
Hermione sonrió, siguiendo el juego de Luna, pero sus ojos seguían fijos en Bellatrix.
—Pues la verdad, se me hace difícil, Luna —respondió con una sonrisa sincera.
Bellatrix, finalmente recuperando la voz, preguntó con suavidad:
—¿Qué sucede? ¿Por qué has vuelto?
Hermione se puso seria de repente, pero mantuvo su mirada fija en Bellatrix.
—¿Es que ya no quieres verme? —preguntó en tono juguetón, aunque en el fondo había un leve temor.
Bellatrix negó con la cabeza, sonriendo.
—No seas tonta. Claro que no es eso. Solo quiero saber si te pasó algo en el camino.
Hermione suspiró y respondió:
—Bueno, sí, la verdad, me pasó algo.
Bellatrix frunció el ceño con preocupación, pero Hermione continuó:
—Me di cuenta de que no tengo cómo contactarte. —Luego, rápidamente corrigió—. Bueno, cómo contactarlas —dijo mirando a Luna por un segundo antes de volver su mirada a Bellatrix—. Cuando salga de aquí, no podré soportar no saber de ustedes.
La voz de Hermione se suavizó y, aunque su rostro permanecía serio, un leve sonrojo se asomó en sus mejillas.
Luna soltó una carcajada, rompiendo la tensión.
ESTÁS LEYENDO
Destinos Cruzados (BELLAMIONE)
FanfictionBellatrix una mujer de 25 años, maltratada que huye a un pueblo en medio de la nada de su marido y consigue trabajo en la barra de un bar de carretera, Hermione una hermosa heredera de un imperio que decide dar un viaje en motocicleta antes de tomar...