Hermione entró en la sala de juntas, un espacio imponente que podía intimidar incluso a las personas más experimentadas. La sala estaba decorada con lujosos paneles de madera oscura, mientras que una enorme mesa ovalada de mármol negro ocupaba el centro, rodeada por sillas de cuero en un tono oscuro que contrastaban con las brillantes luces de araña colgando del techo. A lo largo de las paredes, grandes ventanales ofrecían una vista panorámica de la ciudad, mientras que los retratos de antiguos directivos de la empresa observaban desde sus marcos dorados, como si estuvieran juzgando las decisiones que se tomaban en ese lugar.
El padre de Hermione ya estaba sentado en la silla principal, que presidía el extremo de la mesa, aunque en realidad era una mesa ovalada que invitaba a la colaboración. Su madre estaba sentada a su derecha. Al verla entrar, su padre le sonrió y, con un gesto de la mano, le indicó que se sentara a su izquierda. Pero antes de que pudiera hacerlo, Jean, su madre, se levantó y, con una sonrisa maternal, le dijo:
—No, cariño. A partir de ahora, mientras estemos aquí, tú serás la mano derecha de tu padre.
Con delicadeza, Jean intercambió su lugar con Hermione, cediéndole la silla a la derecha de su padre. Una vez sentada, Hermione miró el paquete de carpetas que su padre le extendía.
—Aquí están los documentos necesarios —le dijo con voz calmada pero firme—. En esta carpeta encontrarás el acta de accionistas. A partir del próximo mes figurarás como accionista principal. Eso te dará tiempo suficiente para adaptarte a tu nuevo puesto. Y aquí —dijo mientras abría otra carpeta— está el acta constitutiva de la empresa, donde se te nombrará oficialmente presidenta de la corporación.
Hermione sintió una oleada de emociones mezcladas: responsabilidad, orgullo y, sobre todo, un creciente pánico que empezó a apoderarse de ella. Todo se estaba volviendo demasiado real, demasiado rápido. Su respiración se aceleró y el peso de las expectativas la abrumaba.
—Ey, cariño, tranquila —le dijo su padre al notar su nerviosismo—. Lo vas a hacer bien. Seguiremos aquí para apoyarte. Además —añadió, volviendo la vista hacia las asistentes— tendrás un gran equipo detrás de ti, ¿verdad, chicas?
Pansy y Rita asintieron con confianza, haciendo que Hermione respirara un poco más tranquila.
Poco a poco, los accionistas comenzaron a entrar en la sala, saludando a la familia Granger con respeto. Su padre se levantó y tomó la palabra, pronunciando un breve pero emotivo discurso.
—Hace muchos años comenzamos este viaje —comenzó, mirando a los presentes con una sonrisa nostálgica—. Recuerdo cuando apenas éramos una pequeña empresa, llena de sueños y ambiciones. Algunos de ustedes estaban ahí desde el principio, otros se unieron a lo largo del camino. Pero juntos hemos construido este imperio. Estoy orgulloso de cada uno de ustedes y del esfuerzo que han puesto en hacer que esto sea lo que es hoy. Y ahora, es el momento de pasar la antorcha a la siguiente generación. Mi hija, Hermione, ha trabajado duro para llegar aquí. Confío plenamente en ella, y sé que llevará a la corporación a nuevas alturas.
Casi todos los socios asintieron, visiblemente satisfechos con la decisión. Sin embargo, dos figuras destacaban por su evidente descontento: Reginald Lestrange y Alecto Carrow. Ambos habían estado en la corporación durante mucho tiempo y, en su interior, siempre habían pensado que serían los próximos en ascender. Pero, en realidad, el padre de Hermione nunca los había tenido en sus planes para ocupar un lugar tan alto dentro de la empresa.
Hermione se dio cuenta de sus miradas, pero decidió mantenerse firme. Sabía que no todos estarían de acuerdo con la decisión, pero también sabía que había trabajado lo suficiente para merecer ese puesto.
Después de la lectura de las actas, procedieron a las firmas correspondientes, seguidas por un brindis de celebración. Uno a uno, los accionistas y altos ejecutivos se acercaron para felicitar a Hermione por su nuevo cargo, y también a sus padres, quienes se preparaban para su inminente retiro. El padre de Hermione bromeaba, diciendo que solo le quedaba un último negocio por cerrar: un trato con un consorcio tailandés de hoteles. Sus socios se reían y lo molestaban, insinuando que el "negocio" en realidad era una excusa para disfrutar de un paraíso tropical.
Hermione, poco a poco, fue sintiéndose más segura de sí misma, conversando con los presentes y mostrándose cada vez más cómoda en su nuevo rol. A su lado, Pansy tomaba nota de todas las futuras reuniones que Hermione tendría con los socios y ejecutivos. Las horas pasaron entre discusiones serias y bromas ligeras, hasta que llegó el momento de retirarse.
—Hija, nosotros ya nos vamos. ¿Vienes? —preguntó su padre mientras él y su madre se preparaban para marcharse.
—No, aún no, papá. Quiero terminar de organizar mi agenda electrónica con Pansy y luego iré a ver a Ginny. No la veo desde la graduación —respondió Hermione.
Ginny, la mejor amiga de Hermione desde el preescolar, era hija de uno de los socios de su padre.
—Está bien, hija. Te dejaré el Audi, y me voy con tu madre en el Mercedes.
—Gracias, papá —dijo Hermione, dándole un suave beso en la mejilla antes de despedirse.
Hermione y Pansy se dirigieron a la oficina, donde Hermione se sentó detrás de su escritorio, mientras Pansy se acomodaba en la silla frente a ella. Crujió sus piernas de manera sensual, lo que no pasó desapercibido para Hermione, quien levantó la mirada y se encontró con una sonrisa pícara en el rostro de su asistente. Hermione optó por no decir nada y se concentró en su agenda.
—Bien, Pansy, por favor, díctame lo que anotaste.
—Si quieres, puedo hacer eso por ti, Srta. Hermione —ofreció Pansy con un tono sugerente.
—Gracias, Pansy, pero prefiero hacerlo yo misma. Así me voy familiarizando con toda la información —respondió Hermione, manteniéndose firme.
Ambas comenzaron a trabajar en silencio, y una hora más tarde, todo estaba en orden.
—Ya puedes retirarte, Pansy. Descansa. Mañana tenemos mucho trabajo —le dijo Hermione.
—¿Segura que no necesitas nada más? —preguntó Pansy, mordiéndose el labio inferior, un gesto que no pasó desapercibido.
Hermione desvió la mirada rápidamente y negó con la cabeza.
—No, gracias, Pansy. Eso es todo por hoy.
Pansy se levantó y salió de la oficina, moviendo las caderas de manera provocativa. Hermione negó con la cabeza, sonriendo para sí misma.
—¿Por qué tuve que salir tan parecida al tío Frank? —susurró, recordando las historias de seducción de su tío.
Hermione tomó su iPhone y decidió llamar a Ginny para confirmar dónde se encontrarían.
—¡Ey, perdida! Al fin te acuerdas de tu pobre amiga solitaria —saludó Ginny con tono divertido.
—Ey, deja el drama. Seguro te la pasaste de lo lindo en California con el chico de turno —respondió Hermione.
Ginny soltó una carcajada.
—No me fue nada mal, querida, nada mal —dijo, riendo de nuevo.
—¿Dónde nos vemos? —preguntó Hermione.
—En el pub de moda, cariño, "The Three Broomsticks". Te espero en media hora. No tardes, que tenemos mucho de qué hablar —le respondió Ginny.
—Perfecto, estaré allí en un rato —concluyó Hermione, sonriendo antes de colgar.
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Destinos Cruzados (BELLAMIONE)
FanfictionBellatrix una mujer de 25 años, maltratada que huye a un pueblo en medio de la nada de su marido y consigue trabajo en la barra de un bar de carretera, Hermione una hermosa heredera de un imperio que decide dar un viaje en motocicleta antes de tomar...