Los días habían pasado, y lo cierto era que Hermione ya no había vuelto a dormir en la casa de sus padres. Bellatrix no soportaba dormir sin ella, y Hermione tampoco quería dejarla. El capítulo de Lestrange en la corporación había sido cerrado, y ahora era el momento de enfrentar el asunto pendiente con los hermanos Lestrange. A pesar de que Hermione se había opuesto muchas veces, Bellatrix había conseguido trabajo en un pequeño colegio privado, lo que la hacía sentir realizada y feliz. Estaba enseñando, haciendo algo que realmente le apasionaba, y además tenía a su lado a una persona maravillosa. Pero, aunque aparentaba tranquilidad, el miedo seguía presente en su corazón. Estaba aterrada de volver a enfrentar a Rodolfo y Rabastan, los hombres que le habían causado tanto dolor.
Bellatrix, junto a Hermione y Neville, había ido a poner la denuncia. La policía encontró el expediente médico de Bellatrix, corroborando todo lo que ella había dicho. Además, el hospital había realizado pruebas de ADN cuando ella fue ingresada casi muerta, lo que implicaba aún más a los hermanos. Las autoridades estaban confiadas y animaban a Bellatrix, asegurándole que no tenían escapatoria. Pero a pesar de sus palabras de aliento, Bellatrix sentía un peso en el pecho al recordar esos momentos de horror. Hermione no se separaba de ella ni un instante, apoyándola incondicionalmente. Sin embargo, todo tomó un giro inesperado cuando la policía fue a arrestar a los Lestrange y descubrió que no estaban en sus respectivas casas.
El miedo de Bellatrix se intensificó. Sabía que ahora los hermanos estaban al tanto de su presencia en Londres y de la denuncia. Hermione y sus padres intentaban tranquilizarla, pero era difícil. Bellatrix no podía dejar de pensar que en cualquier momento podrían tomar represalias.
Un día, mientras Bellatrix caminaba de regreso al penthouse, un auto se detuvo a su lado. Su corazón dio un vuelco. Era Rodolfo. Él bajó el vidrio del auto y la miró con una sonrisa cínica. Bellatrix se congeló en su lugar, sintiendo las lágrimas caer sin siquiera ser consciente de ello. Rodolfo salió del auto, y en un abrir y cerrar de ojos la tomó del brazo con fuerza.
—Maldita perra, —le escupió, —¿no eres tan valiente sin los perros falderos de los Granger, eh?
Bellatrix reaccionó tarde, comenzando a forcejear. Rodolfo la empujó al suelo con violencia, y justo cuando levantaba su pierna para patearla, alguien le puso una pistola en la cabeza.
—Yo que tú no haría eso, imbécil, —dijo una voz firme desde detrás de Rodolfo.
Rodolfo se quedó inmóvil, sorprendido por la inesperada intervención. Bellatrix seguía en el suelo, temblando y llorando. La voz ordenó:
—Date la vuelta.
Rodolfo lo hizo con cautela, y el cañón de la pistola quedó directamente apuntando a su frente.
—No sabes lo que pasa con esa perra, —empezó a decir Rodolfo con desprecio.
—Cállate, imbécil, —le interrumpió el hombre antes de golpearlo con la culata de la pistola en la cabeza, abriéndole una herida de inmediato.
Aprovechando el momento, el hombre se acercó a Bellatrix y la ayudó a levantarse.
—Vamos, princesa, este imbécil no volverá a tocarte jamás, —le dijo con un tono protector.
Bellatrix, aún en shock, tomó la mano del hombre mientras él sacaba su teléfono y llamaba a alguien. No pasaron ni cinco minutos antes de que la policía llegara al lugar y esposara a Rodolfo, quien se quejaba y maldecía.
Poco después, Hermione llegó al lugar en su auto. Al verla, Bellatrix corrió hacia ella y se lanzó en sus brazos, comenzando a llorar de nuevo.
—Pensé que esta vez sí me mataría, Hermione. Tenía tanto miedo...
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Destinos Cruzados (BELLAMIONE)
FanfictionBellatrix una mujer de 25 años, maltratada que huye a un pueblo en medio de la nada de su marido y consigue trabajo en la barra de un bar de carretera, Hermione una hermosa heredera de un imperio que decide dar un viaje en motocicleta antes de tomar...