Capitulo 38: Reafirmando El Amor

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Bellatrix fue la primera en abrir los ojos aquella mañana. Los suaves rayos del sol entraban por el ventanal de la suite, bañando la habitación con una luz cálida. Pero no era el paisaje griego lo que hacía la mañana perfecta, sino la visión que tenía junto a ella. Hermione estaba acostada boca abajo, con un brazo descansando sobre Bellatrix, su respiración era lenta y tranquila, aún profundamente dormida. El cabello castaño de Hermione se desparramaba en la cama, algunas hebras cayendo sobre la piel desnuda de su espalda, mientras las sábanas apenas cubrían sus caderas.

Bellatrix no pudo evitar sonreír. La imagen frente a ella era sencillamente sublime, y una ola de amor y gratitud la envolvió. Recordó con detalle cada momento de la noche anterior, cómo Hermione había sido dulce y apasionada, cómo cada caricia había sido una declaración silenciosa de amor. La sensación de estar tan conectada con alguien, de ser amada profundamente por alguien que la cuidaba y respetaba, era algo que aún la sorprendía. Se sintió afortunada y agradecida por haber dejado que Hermione entrara en su vida, pues sabía que la castaña era lo mejor que le había pasado, y que juntas, seguirían viviendo momentos tan hermosos como ese.

Hermione comenzó a moverse ligeramente, su respiración cambiando mientras despertaba. Lentamente, levantó la cabeza, sus ojos color caramelo parpadearon al ajustarse a la luz del día. Al ver la sonrisa de Bellatrix, una suave risa escapó de sus labios.

—Buenos días, amor —murmuró Hermione con la voz aún ronca por el sueño.

Bellatrix acarició suavemente la espalda de Hermione, disfrutando del contacto de su piel suave bajo sus dedos.

—Buenos días, hermosa —respondió Bellatrix, inclinándose para darle un tierno beso en los labios. —Dormiste bien, ¿eh?

Hermione sonrió perezosamente, acurrucándose más cerca de Bellatrix.

—Contigo siempre duermo bien —susurró, apoyando su cabeza en el pecho de Bellatrix, cerrando los ojos por un momento más de paz.

Se quedaron en silencio por unos minutos, disfrutando de la cercanía, del latido tranquilo de sus corazones al unísono. El aire en la habitación era ligero, cargado de una intimidad profunda que no necesitaba palabras.

—¿Sabes? —comenzó Bellatrix, mientras sus dedos jugueteaban con un mechón del cabello de Hermione—, cada día contigo me haces sentir más viva, más feliz. Anoche... fue perfecto, pero despertar contigo es aún mejor.

Hermione levantó la cabeza y la miró con una expresión que mezclaba ternura y diversión.

—Si sigues diciendo esas cosas tan bonitas, voy a querer quedarme en la cama todo el día —dijo, sonriendo antes de robarle otro beso.

—No me opondría a eso —respondió Bellatrix, con una mirada juguetona.

Hermione rio y, aunque parecía tentada por la idea, se incorporó lentamente. Las sábanas cayeron un poco más, revelando más de su piel. Bellatrix la observaba con ojos llenos de deseo y amor, pero también con un respeto silencioso por la persona increíble que tenía a su lado.

-¿Ves algo que te guste cariño? le miro Hermione divertida al no pasar desapercibida la mirada que le dio Bellatrix a su cuerpo desnudo.

-No sabría decidirte cual parte es la que mas me gusta, tal vez debería volver a probarlas! Respondió Bellatrix con mucha picardía, haciendo sonreír a Hermione por el atrevimiento que ahora le encantaba de su novia.

—Creo que lo primero que necesitamos es un buen desayuno —dijo Hermione, estirándose un poco y lanzando una mirada de complicidad a Bellatrix.

—¿Desayuno en la cama? —preguntó Bellatrix, aún acomodada entre las sábanas.

Hermione asintió, cogiendo el teléfono de la habitación para pedirlo. Momentos después, el personal del hotel llegó, Hermione tomo una bata y se levanto de la cama a recibirlos,  con una bandeja repleta de delicias: croissants recién horneados, frutas frescas, miel, yogur griego, jugo de naranja, y una botella de champagne con dos copas, los empleados empezaron a llenar la mesa. Bellatrix observó cómo el desayuno era dispuesto en una pequeña mesa frente al ventanal con vistas al mar, y sonrió, cuando los empleados se fueron Bellatrix salio al balcon solo con una bata sobre su cuerpo desnudo.

—Esto se ve maravilloso, pero aún más si te quedas aquí conmigo —dijo Hermione, volviendo a ella y tomándola de la  mano, llevándola a sentarse junto a ella mientras se preparaba una copa de champagne, Bella arrugo un poco su frente por la hora y el champagne, pero no se negó y tomo la copa.

Con el desayuno frente a ellas y la luz del sol bañando la habitación, compartieron la comida entre risas y pequeños gestos de cariño, alimentándose mutuamente y brindando por lo que habían construido juntas.

Después de terminar el desayuno, Hermione dejó su copa de champagne a un lado y tomó la mano de Bellatrix, mirándola profundamente a los ojos.

—Te amo tanto, Bella. Quiero que lo sepas. Quiero que entiendas que no hay nada en este mundo que no haría por ti. —Hermione acarició suavemente el rostro de Bellatrix con la otra mano. —Lo que has pasado ha sido difícil, pero te prometo que siempre estaré a tu lado y te ayudare a superarlo.

Bellatrix no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas, pero eran lágrimas de felicidad. Se inclinó hacia Hermione, capturando sus labios en un beso suave, lleno de emociones.

—Y yo te amo a ti, Hermione. Eres mi fuerza, mi paz. Me has dado tanto que a veces siento que no podré devolvértelo todo, pero prometo que lo intentaré cada día ser también tu apoyo, tu fortaleza y tu refugio.

El beso se profundizó, volviéndose más apasionado. Hermione deslizó sus manos por la cintura de Bellatrix, atrayéndola más cerca, mientras el deseo comenzaba a encenderse de nuevo entre ellas. Los labios de Hermione descendieron por el cuello de Bellatrix, dejando pequeños besos que provocaron un suspiro de placer en la morena, quien dejo caer suavemente su bata por sus hombros para darle a su novia todo lo que quisiera tomar de ella..

—Creo que hay tiempo para reafirmar lo que sentimos la una por la otra, no creo que las chicas nos extrañen... —susurró Hermione con una sonrisa traviesa, mientras sus manos se deslizaban bajo la tela ligera de la bata que Bellatrix aún llevaba puesta.

—Toda una vida para eso, amor —murmuró Bellatrix antes de dejarse llevar una vez más por la pasión que ambas compartían.

La mañana continuó envuelta en esa intimidad, reafirmando no solo su amor, sino la conexión  que habían forjado juntas, una conexión que solo seguiría creciendo, como el sol que se elevaba en el horizonte, prometiendo nuevos días llenos de amor, risas y pasión.



Capitulo un poco corto, pero para equilibrar con lo largo del anterior; espero que la historia les siga agradando y me acompañen hasta el final, que creo que será pronto.


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Destinos Cruzados  (BELLAMIONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora