Christian Horner no podía ocultar su incredulidad cuando se enteró de que Max y Checo habían decidido regresar juntos al hotel. Desde el principio, había pensado que esos dos eran un desastre; un día actuaban como si fueran inseparables, y al siguiente parecían completamente distantes. Las peleas, las discusiones y reconciliaciones entre ellos ya no eran novedad, pero al escuchar sobre el golpe de calor de Max, supo que, en este caso, lo más sensato era que ambos estuvieran juntos. Después de todo, Sergio siempre había sido el único capaz de calmar a Max en momentos críticos como ese.
Cuando llegaron al hotel, el equipo médico de Red Bull actuó de inmediato, revisando a Max en la habitación de este. El neerlandés se encontraba recostado en la cama, vestido únicamente con ropa interior. Una fina capa de sudor cubría su piel aún enrojecida por el golpe de calor, mientras una bolsa de plástico con hielo descansaba sobre su frente, bajando lentamente su temperatura. El aire acondicionado estaba al máximo, ayudando al calor corporal de Max, aunque su cuerpo aún temblaba ligeramente, pero ya no estaba en peligro.
Sergio permaneció de pie, en un rincón de la habitación, con los brazos cruzados y la mirada fija en su esposo. No había desviado los ojos de Max desde el momento en que lo habían recostado en la cama. La preocupación seguía grabada en su rostro, con una expresión que no lograba disimular aunque intentará mantener la calma. Max estaba más estable, pero aún parecía frágil, y eso le revolvía el estómago a Checo. A pesar de todo lo que había pasado entre ellos, su instinto protector siempre aparecía cuando Max lo necesitaba.
Horner, que había estado observando todo desde la puerta de la habitación, decidió acercarse a Sergio. Se detuvo a su lado, y tratando de sonar tranquilo, habló.
-Sergio -comenzó, buscando su mirada-, ¿Cómo lo ves?
Checo parpadeó, saliendo de sus pensamientos. Sus ojos se encontraron con los de Horner, pero por un momento no respondió. Estaba concentrado en Max, en cómo su respiración ahora era más pausada, más estable. Finalmente, suspiró y respondió.
-Va a estar bien. El aire acondicionado y el hielo están ayudando, pero estuvo cerca... demasiado cerca -. Un toque de frustración se filtró en su voz.
Sergio no podía evitar sentirse responsable. Sabía que, como compañeros de equipo y como pareja, no debió dejar que las cosas llegarán a ese punto.
Horner asintió, cruzando los brazos también, mientras miraba a Max, quien tenía los ojos cerrados, pero consciente de todo a su alrededor.
-No podemos permitir que esto vuelva a suceder. Max es fuerte, pero no invulnerable. Necesita cuidarse mejor, y tú también, Sergio. -La voz de Horner era firme, pero no acusatoria. Sabía que la relación entre ellos complicaba todo, pero también comprendía que Sergio siempre había sido el único que podía mantener a Max bajo control cuando las cosas se salían de su alcance.
Sergio asintió lentamente. Horner tenía razón. Había una realidad ineludible; y era que ambos dependían el uno del otro, en la pista y fuera de ella.
-Lo sé... -respondió Checo, con un deje de cansancio-. Estoy aquí para eso. Haré lo que sea necesario.
Horner se quedó en silencio por un momento, observando a Sergio con atención. Podía ver la tensión acumulada en los hombros de su piloto, y aunque no era su lugar meterse en la vida personal de ellos, no podía evitar preocuparse. El equipo necesitaba que ambos estuvieran en su mejor forma, no solo física, sino también mental y emocionalmente.
-Mira, Sergio -dijo finalmente, con un tono más suave- Sé que las cosas no han sido fáciles entre ustedes. Pero quiero que sepas que el equipo está aquí para apoyarlos a ambos, en lo que sea necesario. Solo asegúrate de que esto no afecte su rendimiento en la pista.
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Patitos (Chestappen)
Romantik¿Que se supone que se hace con un embarazo múltiple, una ruptura, una renuncia y un corazón roto? Sergio no tiene las respuestas a esas preguntas, pero tampoco tiene miedo de las consecuencias. Ha tomado una decisión, alejarse por completo del hombr...