Sergio comenzó a recoger sus cosas, metiendo con calma su ropa y artículos personales en su pequeña maleta. A cada prenda doblada, Max lo observaba con creciente curiosidad. Ya vestido tras la ducha que ambos compartieron, el neerlandés no pudo evitar lanzar la pregunta que rondaba en su cabeza.
-¿Por qué estás empacando? -preguntó Max, con el ceño ligeramente fruncido.
Sin perder su calma habitual, Sergio contestó con naturalidad mientras guardaba un par de zapatos. -Voy a llevar mis cosas a mi habitación y luego vuelvo contigo. No tardaré.
La respuesta desconcertó a Max, que se quedó mirando a su esposo, procesando sus palabras. Su ceño se acentuó, y sin dudarlo, lanzó otra pregunta que revelaba su desconcierto.
-¿No vas a dejar tus cosas aquí? -dijo confundido.
Sergio detuvo lo que estaba haciendo por un segundo, su mirada encontrándose con la de Max. Al principio no entendió la pregunta, pero luego, tras un momento de silencio, lo entendió todo con cierta claridad incómoda. Sus ojos se suavizaron, pero su voz mantuvo un matiz serio.
-Max... -comenzó con calma-. A pesar de... lo que pasó anoche y hace unas horas... -Sergio hizo una pausa, eligiendo sus palabras con cuidado-. Todavía necesito mi espacio. No significa que estemos completamente bien.
Max sintió un pinchazo en el pecho. Las palabras de Sergio lo sacudieron, y de repente, su mente no estaba tan clara como creía. Con una voz insegura, que rara vez usaba, Max hizo la pregunta que lo consumía.
-¿No estamos reconciliados ya? -. Sus labios estaban apretados, mientras su mirada intentaba leer a Sergio, buscando una respuesta que no necesitará palabras.
Sergio frunció levemente el ceño ante esa pregunta. Por un momento pareció molesto, pero rápidamente relajó su expresión. Una sonrisa leve y comprensiva apareció en su rostro. Sabía que Max aún no entendía del todo lo que implicaba una reconciliación verdadera.
-No, Max. -La voz de Sergio era suave, pero firme-. Estar juntos fue... increíble, pero se necesita mucho más que sexo para arreglar lo que pasó. Estamos avanzando, sí, pero no podemos simplemente olvidar todo lo que ocurrió con una noche. Necesitamos tiempo, confianza... y hablar. Mucho. Hablar de lo que salió mal entre nosotros.
Max se quedó en silencio, procesando esas palabras. Parte de él no quería aceptarlo, porque el sexo había sido tan intenso, tan cargado de emociones, que había creído que aquello, de alguna forma, podía borrar el dolor y los problemas que los habían alejado. Pero ahora, enfrentado a la realidad, no supo cómo reaccionar. Se removió incómodo, tratando de evitar que una queja brotará de sus labios casi sin que él lo decidiera.
-Pensé que lo de anoche y lo de esta mañana... -exclamó Max, con cierta frustración-. Pensé que eso ayudaría a dejar todo atrás.
La risa de Sergio, ligera y divertida, sorprendió a Max. No era la reacción que esperaba, y eso solo lo molestó más. Sergio, notando su enojo, se acercó con una sonrisa coqueta, su expresión irónica y desafiante.
-¿Te afecta tanto haber tenido sexo dos veces y aún no estar reconciliados? -. Se burló Checo, con un ligero toque de malicia-. Si tanto te incomoda, podemos parar, Max. No es necesario que sigamos... -Sergio se inclinó un poco hacía él, su voz como un susurro cargado de desafío-. Total, no lo quieres, ¿Verdad?
Los ojos de Max se abrieron de par en par. Negó con vehemencia, sintiendo el calor de la vergüenza en sus mejillas. No quería detener nada. La idea de que Checo pudiera privarlo de esos momentos lo llenó de pánico.
-¡No! -respondió con rapidez, casi atropellando sus palabras-. ¡No quiero parar!
Sergio sonrió con satisfacción, una sonrisa malvada que mostraba lo mucho que disfrutaba de la reacción de Max. Se acercó aún más, su mano de deslizó hasta el mentón de Max, sujetándolo con posesividad. Sin dejar de sonreír, lo atrajo para un beso profundo, exigente, que reclamaba todo de Max. El neerlandés se dejó llevar por completo, sus piernas temblando ante la intensidad.
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Patitos (Chestappen)
Romance¿Que se supone que se hace con un embarazo múltiple, una ruptura, una renuncia y un corazón roto? Sergio no tiene las respuestas a esas preguntas, pero tampoco tiene miedo de las consecuencias. Ha tomado una decisión, alejarse por completo del hombr...