Capítulo 26

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Tres meses después.

Sergio se encontraba al borde de las lágrimas, un torrente de emociones que no podía controlar. Había terminado el Gran Premio en una decepcionante sexta posición, muy lejos del podio. Esa frustración de no haber llegado más alto era difícil de asimilar, pero lo que lo golpeaba más que nada, era estar perdiéndose el momento en que su esposo, levantaba el trofeo del primer lugar.

En lugar de estar junto a Max en la ceremonia, compartiendo la gloria de la victoria, Checo estaba encerrado en un baño, con las manos apoyadas en la tasa del baño, y la cabeza inclinada, mientras vomitaba. Todavía llevaba puesto su mono de carreras, empapado de sudor, que apenas disimulaba el pequeño pero cada vez más notable abultamiento de su vientre.

Las últimas semanas habían sido duras, con rumores circulando en el paddock de que Sergio estaba "pasado de peso" o que su rendimiento había disminuido. Pero la realidad era muy distinta. Sergio seguía estando en buena forma física, incluso más delgado, pero su "barriguita" ahora empezaba a sobresalir lo suficiente como para ser evidente, aunque la mayoría aún no se atrevían a preguntarlo.

Mientras se inclinaba una vez más sobre el inodoro, maldijo por lo bajo. La culpa por no estar apoyando a Max en ese momento crucial lo carcomía por dentro. Pero era "Patito" quien ahora empujaba su cuerpo al límite, forzándolo a aceptar que sus días en la pista, estaban contados. El mareo constante y las náuseas durante las carreras hacían casi imposible concentrarse en la pista, y con las temperaturas abrasadoras dentro del auto, cada vuelta era una prueba de resistencia física.

El temor de tener que anunciar su retiró de la temporada lo aterraba profundamente. Sabía que Max compartía esa preocupación; ambos estaban asustados por la idea de lo que podría suceder si seguía forzando su cuerpo más allá de lo que era seguro. Pero Checo también temía algo más.

¿Qué dirían los medios? ¿Cómo reaccionaría el público? Después de todo, él no era solo un piloto cualquiera, sino el compañero de uno de los mejores pilotos del mundo, y su retiro pondría aún más presión sobre ellos.

Desde fuera del baño, escuchó la voz de Alice, su asistente personal, que le preguntaba preocupada si estaba bien.

-¿Checo? ¿Todo en órden ahí adentro?

Sergio se enderezó un poco, limpiándose la boca con el dorso de la mano, y respondió con voz apagada pero firme.

-Sí, sí... todo bien, Alice. Solo... dame un minuto.

Sabía que el dolor que sentía en ese momento no era solo físico. El peso en su pecho era emocional. No estar en el podio junto a Max lo destrozaba. El impulso competitivo seguía latiendo dentro de él, pero el cansancio extremo y la constante necesidad de vomitar lo habían dejado en una situación insostenible.

-¡Joder!....Ay Patito -exclamó con cariño y resignación-. Definitivamente tienes más de tu papá que de mí. Ya me estás causando problemas y ni siquiera has nacido.

Sonrió ligeramente ante el pensamiento. A pesar de todo, amaba profundamente a ese pequeño ser que crecía dentro de él, pero lidiar con los efectos de un embarazo en pleno campeonato no era algo para lo que estuviera preparado. Había subestimado lo complicado que sería seguir corriendo en este estado, y ahora lo pagaba con creces.

Después de unos minutos, se enjuagó la cara con agua fría y se miró al espejo. Su reflejó mostraba a un hombre agotado, tanto física como emocionalmente. Las ojeras se marcaban bajo sus ojos, y su piel tenía un ligero tono pálido. Pero detrás de ese cansancio, había una determinación inquebrantable. No sería fácil, pero tendría que tomar la decisión correcta, por él, por Max y por su bebé.

Patitos (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora