Patitos (Chestappen)

Capítulo 18

El calor de las sábanas envolvía a Sergio, quien se removía inquieto. Un sudor ligero se formaba en su frente mientras sus piernas se entrelazaban en la suavidad de la cama. Sus ojos se abrieron lentamente, solo para encontrarse con la oscuridad de la habitación. Al estirar la mano hacía su mesita de noche, tomó el teléfono y lo miró; cinco de la mañana.

Faltaban medía para que la alarma comenzará a sonar, pero no tenía sentido seguir acostado. Hoy era un día importante. El GP de Arabia Saudita estaba a unas horas y la presiony, como siempre, comenzaban a filtrarse en el aire.

Con un suspiro profundo, levantó las sábanas, y al hacerlo, notó que estaba completamente desnudo. Al principio, se quedó confundido, hasta que los recuerdos de la noche anterior lo inundaron de golpe. Giró la cabeza hacía la figura a su lado. Max yacía profundamente dormido, boca abajo, su cuerpo cubierto apenas por las sábanas, mostrándose en una postura de total relajación. Sergio se quedó mirándolo un momento, sus pensamientos vagando a lo que había ocurrido en la noche.

Sus labios se curvaron en una sonrisa coqueta al recordar cómo habían hecho el amor, apasionadamente, como si el mundo fuera a acabarse.

Sergio apretó los labios, ahogando una risa. No podía evitarlo; estaban teniendo más sexo que nunca. ¿Cómo era posible? Literalmente, se estaban comportando como dos adolescentes, incapaces de mantener las manos lejos del otro. Parecía que todo este conflicto entre ellos solo había servido para encender más la chispa de su vida sexual.

Sergio movió las piernas con cuidado, tratando de no despertar a Max. No quería interrumpir su descanso. De pie junto a la cama, comenzó a vestirse con sigilo. Su mirada no pudo evitar volver a Max de vez en cuando, observándolo con una mezcla de ternura y burla. Estaba tan cómodo, tan despreocupado en su sueño, mientras Sergio no podía evitar pensar en lo absurdo de la situación.

-Esto de estar separados es una completa mamada... -pensó mientras se abrochaba los pantalones.

¿Cómo podía estar hablando de separación cuando todas las noches terminaban en la cama juntos, sudando y enredados emocionalmente? No estaban separados. Estaban más juntos que nunca, incluso más que cuando decidieron formalizar su relación. Pero Max, siendo Max, probablemente no se había dado cuenta de lo obvio. Tal vez esperaba que Sergio lo dijera en voz alta, pero no lo haría. No iba a ser él quien aclarará algo tan evidente. Max tenía que llegar a esa conclusión por sí solo, aunque fuera con su habitual lentitud para entender los aspectos emocionales.

Checo salió de la habitación en silencio, dejando a Max aún sumido en sus sueños. Se dirigió a su propia habitación, donde aún tenía algunas de sus cosas. Era ridículo seguir manteniendo dos habitaciones en el mismo hotel, cuando siempre terminaban juntos en una de ellas. Pero así era la situación, y ambos parecían cómodos en esa extraña contradicción.

Mientras caminaba por el pasillo, no pudo evitar maldecir por lo bajo. "Separados", ¿En qué cabeza cabía eso? Sus manos aún sentían la piel de Max, su mente aún reproducía las imágenes de la noche pasada. Habían sido intensos, como siempre, pero también había algo más profundo, algo que los conectaba de una manera que ni siquiera la velocidad y la adrenalina de la pista podían igualar.

Al llegar a su habitación, recogió su maleta con la ropa y los artículos que había dejado allí antes. Iba a llevarlos de vuelta a la habitación de Max, aunque este "ritual" ya le resultaba innecesario. Cada vez que intentaban mantener cierta distancia, terminaban gravitando el uno hacía el otro. Era una fuerza incontrolable, una que ambos parecían haber aceptado, aunque no estuvieran listos para admitirlo del todo.

De regreso en el cuarto de Max, se detuvo un momento antes de abrir la puerta. Tal vez era hora de dejar de fingir que necesitaban estar "separados". Tal vez era hora de que Max entendiera lo que Sergio ya había asumido; seguían tan enredados como siempre, y no había nada que los separará realmente.