Capítulo 23

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El sol brillaba alto, bañando el pequeño circuito de karting con su luz dorada. Las voces de la familia Pérez llenaban el aire, mientras todos se preparaban para la carrera de Roberto, el sobrino mayor de Checo.

Para Max, era un día diferente, un cambio de escenario que lo hizo sentirse sorprendentemente comodo. Después de todo, no todos los días podía disfrutar de una actividad familiar tan casual y amena.

El circuito de karting tenía una atmósfera animada y familiar. Los gritos de los niños, las risas de los adultos, y el rugido de los pequeños motores creaban una sinfonía caótica pero alegre.

Checo y su hermano Toño estaban concentrados en revisar el kart de Roberto, asegurándose de que todo estuviera en orden antes de la carrera. Ambos se inclinaban sobre el pequeño vehículo, hablando rápidamente en español mientras hacían ajustes. Los padres de Checo, junto a Paola, estaban más lejos, organizando las mesas y las sillas donde la familia se sentaría más tarde para celebrar. Max observaba todo desde una distancia segura, sintiéndose un poco como un espectador en la vida de otra persona, pero al mismo tiempo, se daba cuenta de que estaba disfrutando más de lo que hubiera esperado.

Fue en ese momento cuando Max vió a Roberto, parado junto a su kart, nervioso pero emocionado. El niño estaba claramente concentrado, con el casco en la mano y los ojos puestos en el vehículo que lo llevaría a la pista en unos minutos. Max sintió una punzada en el pecho al verlo así. Sin quererlo, se vió reflejado en él; un niño pequeño con sueños grandes, listo para enfrentarse a su primera carrera.

Max tomó una decisión rápida y se acercó a Roberto. Aunque aún se tropezaba con algunas palabras en español, quiso hacer un esfuerzo por hablarle, por compartir un momento con él.

-Hola, Roberto, ¿Estás listo para la carrera? -preguntó Max, con un acento evidente pero claro. El niño levantó la mirada, sorprendido de que Max se le acercará.

Roberto asintió, con una sonrisa tímida. -Sí, tío Max. Un poco nervioso, pero listo -respondió en español, aunque hablando lo suficientemente lento para que Max pudiera entender.

Max sonrió, recordando sus propios inicios. Era imposible no pensar en su infancia, en los momentos en que su padre lo empujaba más allá de sus límites, a veces de manera cruel. Pero Roberto no parecía llevar esa carga. Estaba nervioso, sí, pero había una luz en sus ojos, una alegría que Max reconocía de sus primeras carreras, antes de que las cosas se volvieran demasiado serias, antes de que todo girara en torno a ganar.

-No te preocupes... -dijo Max, esforzándose por encontrar las palabras correctas en español-. Lo importante... es divertirse. Ganar... viene después.

Roberto lo miró, con los ojos brillando de admiración. -¿Así era para ti cuando empezaste?

Max se quedó pensativo un segundo, buscando cómo responder. -Sí, pero... mi papá... -se detuvo un momento, pensando en cómo explicar la relación complicada con Jos-. Mi papá... era muy estricto. Tú tienes suerte, tienes a tu familia aquí... apoyándote. Aprovecha eso.

Roberto asintió, entendiendo todo, aunque Max no había entrado en detalles. Sergio y Toño volvieron con el kart, y Checo, al ver a Max interactuar con su sobrino, sonrió cálidamente. Era raro ver a Max en un contexto familiar tan relajado, y mucho más raro verlo intentando conectarse con alguien tan joven. Checo se acercó, colocando una mano en el hombro de Max.

-¿Cómo va todo aquí? -preguntó, cambiando de inglés a español sin esfuerzo, sabiendo que Max estaría más cómodo.

Max se encogió de hombros con una pequeña sonrisa. -Roberto está listo. Le dije que lo importante es divertirse.

Patitos (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora