El ambiente en el circuito estaba lleno con la adrenalina característica de una jornada de pruebas. Sergio se encontraba en la cabina de su monoplaza, ajustando sus guantes y tomando una última respiración profunda antes de salir a la pista. Su mirada estaba fija, llena de concentración. Aunque las dudas de la prensa sobre su rendimiento seguían rondando aun en su cabeza, especialmente con el reciente drama en su vida personal, Sergio estaba listo para demostrar una vez más que era un piloto de élite.Cuando la bandera se ondeo de arriba a abajo y los autos se lanzaron a la pista, Checo tomó una línea agresiva, manejando con una confianza que silenciaba cualquier crítica. Su ritmo era impecable, cada curva y cada recta eran dominadas con precisión. Los comentarios en la radio sobre su desempeño eran positivos, su ingeniero de pista, Bird, no podía evitar mostrar su entusiasmo.
-¡Excelente ritmo, Checo! Mantente así, estamos en una gran posición -dijo a través de los altavoces en el casco de Checo.
-Lo siento, Bird, no te escuché bien, el viento está siendo muy fuerte hoy -exclamó Sergio.
Las vueltas continuaban, y Checo se afianzaba en la cuarta posición, una colocación más que respetable considerando las circunstancias. Sin embargo, en una de las curvas más desafiantes del circuito, tomó un giro demasiado brusco, y su coche derrapó, sacándolo a la grava.
Cualquier otro piloto podría haber perdido el control, pero no Checo. Con una habilidad impresionante, enderezó el auto y volvió a la pista casi sin perder velocidad.
-¡Buena remontada, Checo! -exclamó Bird-. Mantén el enfoque, vamos muy bien.
Sergio sonrió, aunque no podía permitirse bajar la guardia. A medida que la carrera continuaba, sintió un leve mareo que comenzó a instalarse en el fondo de su mente, un pequeño pero persistente malestar que amenazaba con romper su concentración. Movió la cabeza ligeramente, tratando de despejar la sensación, pero no sirvió de mucho.
-Checo, ¿Estás bien? Notamos un cambio en el ritmo -preguntó Bird, detectando que algo no iba del todo bien.
-Sí, todo bien... -respondió Sergio con rapidez -. Solo me estoy ajustando al desgaste de los neumáticos. Nada fuera de lo normal.
No quería alarmar a nadie. Sabía que si mencionaba cualquier problema, la atención se desviaría a su desempeño, y lo último que deseaba era que Max se preocupará, o que alguien en el equipo empezará a cuestionar su capacidad para competir debido a su estado de salud.
A medida que la carrera se acercaba a su fin, Sergio seguía luchando, manteniendo su posición en el cuarto puesto. Sabía que no podía permitirse un solo error, y su tenacidad fue recompensada cuando cruzó la línea de meta en esa misma posición. No era un podio, pero era una clara demostración de su capacidad y fortaleza.
Sergio salió del coche, su corazón todavía latiendo con fuerza, y aunque el mareo seguía presente, fue reemplazado por la satisfacción de haber dado lo mejor de sí. Cuando regresó a los boxes, el equipo lo recibió con aplausos y felicitaciones. Max estaba allí, con una sonrisa de orgullo en su rostro.
-¡Lo hiciste increíble! -exclamó Max, acercándose a Sergio y dándole un abrazo rápido pero afectuoso.
-Gracias, Max. Se sintió bien -respondió Sergio, sonriendo.
-¿Todo bien? -Max le preguntó, observándolo con una ligera preocupación.
Sergio asintió, minimizando el malestar que aún sentía. -Sí, solo un poco cansado. Nada de qué preocuparse.
Max no insistió, confiando en la palabra de su esposo, y ambos se unieron al resto del equipo para discutir los detalles de la carrera. Mientras Sergio se quitaba el casco, se permitió un momento para respirar profundamente, contento de haber superado la prueba, pero consciente de que necesitaría un descanso.
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Patitos (Chestappen)
Romance¿Que se supone que se hace con un embarazo múltiple, una ruptura, una renuncia y un corazón roto? Sergio no tiene las respuestas a esas preguntas, pero tampoco tiene miedo de las consecuencias. Ha tomado una decisión, alejarse por completo del hombr...