—Ya vamos para el mes de todo esto y no se ve que vaya a despertar pronto, madrina.
Bufó Alejo, tanto él como Dante estaban llevando las tiendas del imperio Priego-Falcó, ambos trabajando arduamente para honrar la labor de Elena. Visitan seguido el hospital y siempre estaba allí Juliana, siempre atenta a las necesidades de Elena.
—No podemos perder la calma ni desesperarnos, hay que confiar en la fuerza de tu hermana. Darnos por vencidos jamás será una opción en nuestra familia, ¿qué tal las cosas en la empresa? Dante no ha venido en toda la semana. ¿Sabes qué sucede con él?
Alejo sonrió de lado y se sentó en un sofá.
—El sobrino tiene unos asuntos personales pendientes que hablará contigo cuando se sienta seguro. La empresa manejó el escándalo del secuestro de la mejor manera posible, lo que sí resultó inevitable fue que Ariadna Ayamonte es la nueva presidenta de la asociación. Se ha comportado de manera ecuánime y eso ha facilitado un poco las cosas en la empresa. Eso sí madrina, el escándalo del divorcio de las Ayamonte es un hecho, ayer firmaron el acta y hay demanda por parte de la señora Nina. Es un asunto complejo, la verdad.
Juliana acomodó su cabello y suspiró.
—Es una pena porque formaban una familia muy linda, además, Nina y sus hijas se comportaron tan solidarias con nosotros que es imposible no sentirse mal por este amargo momento para ellas.
Alejo suspiró y vio a Elena.
—La verdad es que Elena estuvo para ellas cuando la misma Ariadna no estuvo. A ella no le gusta hablar de ese lado tan noble, pero... Rescató a Adriana de una intoxicación por ingesta de alcohol, se mantuvo con ella durante todo el trayecto y bueno, apoyó a Nina con un abogado para el divorcio, hizo cosas que no le correspondían porque le nació.
Juliana meditó un poco y supo enseguida las razones de Elena.
—Es una protectora nata. Y ella combatió con nuestro dolor, y ayudó a otros aún así...
Un leve silencio invadió la habitación y Alejo no pudo esconder más lo que sentía.
—Si mi hermana permanece así, voy a volverme loco. Toda la culpa la tendría nuestra madre, por haberse mezclado con el psicópata de Alejandro. Te juro que deseo matarlo, madrina. Él nunca fue un padre para mí, siempre le tuve miedo y cuando por fin llegó Elena a mi vida, dejé de sentir terror por él. ¿Qué culpa tiene mi hermana para pagar así?
Con la voz rota, Alejo se aproximó a Elena. Tenía el llanto desbordando su rostro y entre sollozos solamente podía decirle que la amaba.
—Por favor, despierta... Por favor...
Acongojada, Juliana no paraba de llorar. La paciencia se agotaba y Elena no parecía reaccionar. ¿Iba a ser así el resto de su vida?
—Pelea, por favor. Pelea como siempre, Elena...
Seguía sollozando Alejo, aferrado a la frazada de Elena. Su rostro se había recuperado casi en totalidad, había adelgazado y a pesar de estar saludable en lo corporal, se notaba la ausencia de movimiento de sus músculos. Tanto Juliana como Alejo estaban en una lucha constante entre la fé y la misma desesperanza. Era un agotamiento emocional fulminante en algunas ocasiones.
De pronto, unos sonidos levemente irregulares comenzaron a escucharse provenientes del monitor de Elena. Rápidamente, el pulso cardíaco comenzó a elevarse y la empresaria abrió rápidamente los ojos sin emitir palabra alguna. Al percatarse de ello, Alejo rápidamente fue a llamar a los médicos, mismos que acudieron de manera inmediata a la habitación. Elena, con los ojos entreabiertos parpadeó un par de veces antes de volver a cerrarlos. Ante tal emoción, el pulso cardíaco de Elena seguía con el mismo rango. Su respiración había regresado, se escuchaba desde la mascarilla de su rostro. Juliana dió un salto de emoción, ¿significaba que Elena podía regresar pronto?

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INDELEBLE
RomansAmar es una odisea para aquellos que aman y no son correspondidos. Amar es un suplicio para los que están alejados del amor de su vida. Amar es un sacrificio para los que se atreven a sentir. Sin miramientos, esta historia cubre las emociones más co...