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Jungkook conducía a toda velocidad por las calles solitarias de Seúl, y yo estaba sentada sobre sus piernas, mis brazos alrededor de su cuello, el motor rugía mientras avanzábamos por la ciudad iluminada. Cada vez que se detenía en un semáforo, me besaba apasionadamente, sus manos acariciaban mi cintura, moviéndose lentamente hacia mis muslos, despertando un deseo incontrolable dentro de mí.

—¿A dónde vamos?—pregunté, separándome ligeramente de sus labios para mirarlo a los ojos.

—No seas impaciente, bombón—respondió con una sonrisa traviesa, apretando mis caderas contra su cuerpo.

Sonreí y llevé mis labios a su cuello, dejando pequeños besos mientras él se estremecía bajo mi toque.

—Para con eso, amor—susurró, pero su tono era más juguetón que una verdadera advertencia.

Nos sumergimos nuevamente en la pasión hasta que, finalmente, llegamos a un edificio lujoso y exclusivo, ubicado en una de las zonas más caras de la ciudad. El entorno resplandecía bajo las luces de la noche, y sentí que estábamos a punto de vivir algo más intenso.

Cuando el coche se detuvo, bajé primero y comencé a avanzar, pero Jungkook me detuvo rápidamente. Tomó mi muñeca y, antes de que pudiera reaccionar, me pegó contra el auto con una mirada intensa y ardiente.

—¿A dónde crees que vas?—preguntó en un tono provocador, antes de besarme apasionadamente, sus labios apoderándose de los míos con una urgencia abrumadora.

Sentí sus manos deslizarse por mi espalda, apretándome contra él con más fuerza. Mis manos se enredaron en su cabello oscuro mientras me perdía en el calor de su cuerpo. Cada vez que me besaba, sentía como si mi piel se encendiera, y el deseo por él solo crecía más.

—Me estás volviendo loca...—murmuré contra sus labios, jadeando ligeramente mientras él mordía suavemente mi cuello.

—Eso es exactamente lo que quiero hacer—respondió con una sonrisa.

Tomó mi mano y me condujo rápidamente al interior del edificio, apenas noté la lujosa decoración del vestíbulo. Nos metimos en el ascensor, y en cuanto las puertas se cerraron, me empujó suavemente contra la pared metálica, besándome de nuevo, esta vez con más fervor, más deseo. 

Sus manos recorrieron mis muslos, apretándolos, provocando gemidos suaves que escapaban de mis labios.

El ascensor llegó al piso correcto, pero ambos estábamos demasiado absortos el uno en el otro. Jungkook me tomó de la mano, llevándome rápidamente por el pasillo hasta su apartamento. Apenas cerró la puerta detrás de nosotros, me pegó contra ella, besándome con una intensidad que hacía que mi piel se estremeciera de pies a cabeza.

—Jungkook, me estás volviendo loca con tus besos...—susurré entre jadeos, mientras mis manos recorrían su pecho, desabotonando su camisa rápidamente.

Me levantó de nuevo, mis piernas rodeando su cintura mientras caminaba hacia su habitación. El ambiente era lujoso, amplio, con ventanas que mostraban la ciudad iluminada. Pero nada de eso importaba ahora. Todo lo que deseaba era a Jungkook.

Me soltó sobre la cama y se deshizo de su camisa con un movimiento ágil. Su torso desnudo, perfectamente esculpido, me hizo suspirar de deseo. Sin dejarme admirar mucho más, él se inclinó hacia mí, bajando la cremallera de mi vestido y dejando que cayera al suelo, revelando mi cuerpo solo cubierto por una braga de encaje.

—Eres preciosa...—murmuró con la voz ronca de deseo mientras sus manos recorrían mi cintura.

—Hazme tuya ya...—susurro, retándolo.

Drugs on Money +18 ||JJK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora