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Unos días más tarde, me encontraba practicando con el grupo, esta vez en un campo un poco más abierto. En ese momento Jimin se me acercó con una sonrisa enigmática.

—Oye, Jungkook, ¿tienes un momento? Quiero mostrarte algo.

La expresión en su rostro era intrigante, y la curiosidad me ganó rápidamente. Dejé de lado lo que estaba haciendo y lo seguí en silencio. No me dio muchas explicaciones, pero su tono insinuaba que era algo importante.

Mientras caminábamos, el ambiente se volvía más y más denso, y los árboles a nuestro alrededor parecían oscurecerse, como si el sol se escondiera solo en esa área. 

Tras unos minutos llegamos a una zona lejana de la propiedad, donde descubrí una casa vieja y destartalada que no recordaba haber visto antes. Parecía una construcción abandonada, con ventanas rotas y paredes desgastadas por el tiempo. En el porche vi a los demás esperándonos: San, Namjoon y Jin. Nos saludamos con un asentimiento.

—Qué lugar tan raro para que Jimin nos traiga—comenté, sintiéndome extrañamente alerta.

Jimin sonrió con un leve misterio en sus ojos antes de apartarse de nosotros, diciendo que tenía que buscar unas cosas antes de comenzar. Nos quedamos en silencio, observando la estructura.

Había algo inquietante en el aire, como si ese lugar escondiera secretos oscuros y olvidados. El silencio se volvió pesado hasta que, de repente, el ambiente se rompió con un grito agudo y desesperado.

—¡Ayuda!—la voz de Jin resonó en el aire, rasgando el silencio como un cuchillo.

San y yo nos miramos, alarmados, y sin pensarlo dos veces corrimos hacia el origen del grito. La adrenalina empezó a bombear en mis venas. A unos metros de la casa principal, encontramos una estructura que parecía salida de una película de terror. 

Una casa aún más vieja y descuidada, con ventanas selladas y puertas chirriantes, de la que provenía un ruido inquietante. Sacamos una linterna y entramos en la casa, siguiendo el eco de los gemidos de Jin. Subimos unas escaleras cubiertas de polvo, intentando no hacer ruido.

Namjoon apareció detrás de nosotros, respirando con dificultad por la carrera, y asintió para indicarnos que siguiéramos adelante. Subimos cautelosamente hasta llegar a una habitación oscura y sucia, donde vimos a Jin sentado en el suelo. Tenía la pierna visiblemente herida, y una mancha de sangre se extendía en el suelo a su alrededor.

—¡Jin!—me acerqué a él, evaluando rápidamente su estado.

—¿Dónde estabas? —susurró Jin, en un tono apenas audible, visiblemente asustado—. No saben lo que pasó...

Antes de que pudiera preguntarle más, un ruido detrás de mí me hizo girarme rápidamente, y allí, en medio de las sombras, estaba Jeon Dae.

Lo reconocí al instante, aunque su apariencia era incluso más siniestra de lo que recordaba. Era alto, con una figura imponente, y en su rostro se dibujaba una sonrisa fría y burlona que irradiaba maldad. 

Sus ojos oscuros brillaban con una crueldad que me hizo estremecer, y aunque el miedo me recorrió el cuerpo, lo único que pude sentir en ese instante fue un odio profundo, una rabia que me ardía en el pecho.

Namjoon, al ver cómo la tensión aumentaba, se colocó entre Dae y yo, extendiendo los brazos como si intentara crear una barrera de protección.

—Si vas a matar a Jungkook, tendrás que pasar por los cuatro—declaró Namjoon, su voz temblando ligeramente, aunque se mantenía firme.

Dae soltó una risa seca y despectiva, cruzándose de brazos.

—No se preocupen, muchachos. Solo uno de ustedes morirá esta noche —dijo con voz tranquila, pero su mirada se fijó en mí, como si me estuviera desafiando a hacer algo.

Drugs on Money +18 ||JJK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora