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La sala de reuniones estaba inmersa en sombras, las luces tenues apenas iluminaban los rostros tensos de los presentes. El sonido de una navaja abriéndose y cerrándose resonaba de forma constante. 

San, recostado en una silla al fondo de la sala, jugaba con la navaja como si no tuviera interés en la conversación. Pero yo sabía que no se le escapaba nada. Frente a mí, Jimin mantenía una expresión inescrutable, sus ojos fijos en los papeles esparcidos sobre la mesa.

—Cuando Hank regrese, comenzaremos—dije, cruzando los brazos con calma. 

Jimin no dijo nada de inmediato, simplemente me miró. El tic en su mandíbula era lo único que delataba que estaba procesando lo que acababa de decir. A su alrededor, sus hombres observaban con atención, como si estuvieran listos para actuar al menor indicio de descontrol.

—¿Y quiénes son esas debilidades que mencionas? —preguntó finalmente— Las de Jungkook, quiero decir. No vamos a atacar a Hank cuando hay cosas valiosas para el chico de por medio.

Sonreí levemente, disfrutando del peso de la tensión en el aire. Sabía que Jimin odiaba los riesgos innecesarios, y Jungkook era una pieza demasiado importante en este juego como para cometer errores.

Saqué las fotos que había traído conmigo, despacio, con la misma precisión con la que uno jugaría sus cartas en una partida de póker. Coloqué la primera foto sobre la mesa: la madre de Jungkook.

—Su madre. Es su mayor debilidad. Hará lo que sea por mantenerla a salvo.

Jimin se inclinó hacia adelante para examinarla más de cerca, sus ojos entrecerrados. San, desde el fondo de la sala, soltó una leve carcajada, como si aquello fuera algún tipo de chiste.

—La mujer parece inofensiva—comentó San, mientras hacía girar su navaja entre los dedos—, ¿Qué tan difícil puede ser lidiar con ella?

—No subestimes el poder que tiene sobre Jungkook—repuse— Puede parecer impenetrable, pero su madre es lo único que realmente lo desarma. Él hará lo que sea por protegerla. Lo sabemos.

Coloqué la segunda foto. Grace, ella tenía un poder sobre él que ni siquiera ella comprendía. Jimin observó la imagen por unos segundos antes de mirarme a mí.

—Interesante—dijo, levantando una ceja— Pero, ¿y ella?—señaló a Grace con un gesto despectivo— No va a ser un problema, ¿cierto?

Sonreí de lado, anticipando su pregunta.

—Hank no se le atreverá a hacerle nada—respondí— El padre de ella lo tiene bien agarrado por las pelotas. Ni el ni Jungkook permitirán que se le acerca a ella. 

Jimin alzó su dedo. 

—Además, conozco a los americanos. Son fríos, calculadores, y no dejarán que esta chica sea una victima. Sí, tienes razón. 

Coloqué la última foto. Mi propio rostro reflejado en el papel brillante.

Jimin alzó una ceja, visiblemente confundido.

—¿Taehyung, eres estúpido o fumaste marihuana antes de venir?—murmuró, entrecerrando los ojos mientras observaba la foto.

San se carcajeó al fondo y yo sonreí dejándome caer en la silla. 

—¿Qué? Soy su mejor amigo. ¿Dah? 

—No eres más estúpido porque sino explotas—murmura y yo rio. 

—Ok, entonces déjenme aclararme—dice San acercándose— Si vamos a acabar con Hank, necesitamos recordar que el sale con Grace, y su madre no se despega de Hank. He ahí mi incognita. 

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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