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El sol estaba en su punto más alto, calentando mi piel mientras me recostaba sobre la tumbona en la playa. Tenía mis audífonos puestos, dejando que la música inundara mi mente y me transportara lejos de las tensiones de la noche anterior. El sonido de las olas rompiendo en la orilla era el complemento perfecto para mi pequeño refugio personal, donde podía aislarme del caos reciente.

A mi lado, un cóctel frío con una sombrillita de colores descansaba en la pequeña mesa junto a la tumbona. Levanté los pies, cerré los ojos, y dejé que la paz me envolviera, aunque una pequeña parte de mi mente aún recordaba lo incómodo de la cena de anoche. Las palabras de Eva seguían resonando en mi cabeza, aunque me esforzaba por ignorarlas.

No me di cuenta de que alguien se acercaba hasta que una sombra cubrió el sol, bloqueando su calor directo. Con los ojos aún cerrados, fruncí el ceño, molesta por la interrupción. Sin muchas ganas, me quité las gafas de sol y miré hacia arriba, encontrándome con la figura de Jungkook, que me observaba desde arriba con una mezcla de preocupación y diversión en sus ojos.

—¿Qué?—pregunté con tono seco, quitándome uno de los audífonos para escuchar mejor lo que tenía que decir.

Jungkook, con sus manos en los bolsillos y una expresión ligeramente ofendida, se inclinó un poco hacia mí.

—Te he dejado mensajes desde anoche y no me contestabas—dijo, cruzándose de brazos como si estuviera esperando una explicación.

Rodé los ojos, suspirando profundamente. Sabía que eventualmente tendríamos que hablar de lo ocurrido, pero aún no estaba lista.

—Me dolía la cabeza—respondí, volviendo a acomodarme en la tumbona como si no tuviera intención de profundizar más en el tema.

Él rió suavemente, sin tomarse mi excusa en serio. No era tonto y sabía que no le estaba diciendo la verdad.

—Sabes muy bien que es mentira, amor—respondió mientras se agachaba para estar a mi nivel—, ¿De verdad crees que me lo trago?

Solté otro suspiro más profundo. Sabía que no podría evitar la conversación. Me incorporé un poco para mirarlo directamente a los ojos.

—Yo ya te dije lo que tenía que decirte, Jungkook—comencé, manteniendo mi tono neutral— Y si el río suena, es porque piedras trae.

Volví a acomodarme en la tumbona, dándole la espalda en señal de que no quería seguir hablando del tema. Sabía que Eva era una manipuladora y que no podía confiar en ella, pero también sabía que no podía quedarme con esa sensación de inseguridad en mi pecho.

Sentí su mano, suave pero decidida, deslizarse por mi espalda. Era su intento de calmarme, de hacer que todo se sintiera como antes.

—¿Qué?—susurró, acercándose más— Nena, sabes que no tendría ojos para otra mujer. No importa lo que diga Eva.

Sus dedos continuaron su recorrido, acariciando mi espalda mientras su tono cambiaba a uno más juguetón.

—Además—continuó mientras su mano llegaba a mi trasero, apretándolo con una sonrisa— Nadie tiene ese trasero que tú tienes, y me encanta.

A pesar de mi enojo, no pude evitar sonreír. Él siempre sabía cómo desarmarme. Me di la vuelta rápidamente, levantando la pierna para darle una patada ligera en su muslo.

—¡Jungkook!—exclamé, riendo mientras lo empujaba.

Él soltó una carcajada, retrocediendo por la sorpresa, pero rápidamente recuperó el equilibrio. Sus ojos brillaban con esa chispa traviesa que siempre lograba arrancarme una sonrisa, sin importar lo enfadada que estuviera.

Drugs on Money +18 ||JJK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora