Eres Mío

《27》

El llanto de un bebé resonó en sus oídos, despertándolo y encontrando a un bebé de piel pálida, mejillas regordetas, cabello oscuro y ojos pequeños parecidos a los de un gatito,eran negros como la noche,ese bebé tenía un gran parecido a él.

El bebé, al mirarlo despierto, dejó de sollozar y lo contempló con sus pequeños y bonitos ojos.

Con timidez, pasó su mano por la mejilla regordeta del bebé que lo miraba.

–¿Dónde está tu padre? ¿Qué haces aquí?Pudiste hacerte daño –preguntó, aunque sabía que el bebé no podría responder sus dudas.

Pasó su dedo con cariño por la mejilla del cachorrito, sintiendo una calidez inigualable en su pecho; sus instintos lo hacían querer protegerlo de todo y no dejar que nadie ni nada lo lastimara.

No resistió más y se sentó, tomándolo en sus brazos, sintiendo cómo el pequeño se removía para sentir más su calor e inhalar su aroma.

Agachó un poco su cabeza hasta la altura del pequeño que estaba entre sus brazos y dejó un beso en ella que lo dejó desconcertado. ¿Por qué de repente sintió unas enormes ganas de hacerlo?¿Qué pasaba con él? Y, más importante aún, ¿quién era ese bebé que tenía un gran parecido a él?

Una figura entraba por la puerta; quiso gruñir por instinto, pero al mirar que se trataba de su esposo, su omega, Wooyoung, se calmó.

Pero Wooyoung no tenía su vientre hinchado por su cachorro,en ese instante se alarmó, pensando lo peor.

–Wooyoung ¿dónde está nuestro cachorro?– preguntó alarmado.

Una risita salió de los labios del omega, quien lo contempló unos segundos y habló.

–Lo tienes en tus brazos justos ahora -sonrió y se acercó al alfa, que acarició la cabecita del bebé con ternura– Este bebé es nuestro cachorro, alfa.

Sintió un peso encima y un fuerte golpe en su mejilla y la imagen de Wooyoung y el cachorro se distorsionó. Abrió sus ojos, encontrando a un malhumorado Wooyoung sentado en su abdomen, mientras golpeaba su mejilla sin fuerza.

–¿Dónde está el cachorro? -el omega lo miró muy confundido– Wooyoung ¿dónde está nuestro bebé?

Wooyoung lo miró con enojo.

–Pues, donde más, idiota, en mi vientre creciendo, haciéndome engordar como una gran ballena -rio de la cara de confusión que puso el alfa pelinegro.

– Entonces, ¿qué fue eso?

–Estabas soñando, gran idiota. Para la otra, no hables dormido que me molesta –dijo e intentó bajar del pecho del alfa, pero este lo sujetó, impidiendo que pudiera bajar.

–Pues, qué sueño más hermoso tuve.

–Ajá, claro. Suéltame, alfa bruto -se removió tratando de zafarse.

San no lo soltó, solo lo abrazó, perdiéndolo completamente en su pecho.

–¿Por qué estás enojado? Amor, ahora sí que no he hecho algo para hacerte enfadar.

- ¿No? -San negó con la cabeza-¿Estás seguro? -San volvió a asentir- Claro que sí lo hiciste,me engañaste.

- ¿Qué? ¿Engañarte yo? Yo jamás haría eso. ¿Por qué lo haría? Si tengo al amor de mi vida junto a mí,al omega más deseado y hermoso.

- Claro que sí,en mis sueños le sonreías a una omega oxigenada y estoy enojado contigo porque estabas de infiel.

San soltó una carcajada que solo logró hacer enojar aún más al omega rubio, el cual al mirar al alfa distraído, se bajó del abdomen de él.