El mercado municipal de pueblo..

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Hace ya unos años, solía ir al mercado municipal de mi pueblo casi todos los días para comer tamales.

En ese entonces, no tenía mucho dinero, y los tamales eran una opción económica y deliciosa para llenar el estómago.

La señora que los vendía era una mujer de aspecto humilde, pero su sazón era inigualable.

Solía verla todos los días, preparando sus tamales con amor y dedicación en un pequeño puesto al fondo del mercado.

La señora siempre tenía una sonrisa amable y un saludo cordial para todos los que nos acercábamos a comprar sus tamales.

Era una de esas personas que se ganan el cariño de la gente por su sencillez y calidez. No tenía mucha educación formal, pero su habilidad en la cocina era excepcional.

Un día, cuando ya estaba a punto de pedir mis tamales habituales, noté algo extraño en la conversación de dos hombres que estaban parados cerca del puesto de la señora.

No pude evitar escucharlos mientras hablaban en voz baja. Decían que los tamales de la señora eran especiales, que tenían un sabor único que no se encontraba en ningún otro lugar.

Eso me intrigó, así que decidí preguntarles a los hombres qué querían decir con "especiales".

Me miraron con ojos inquisitivos, como si hubiera descubierto un secreto. Uno de ellos, un hombre de aspecto curtido, me miró y dijo en voz baja: "Amigo, estos tamales no son como los demás. Son especiales porque están hechos de carne h_um_an_a".

Mi corazón dio un vuelco al escuchar esas palabras. No podía creer lo que estaba escuchando. Pensé que estaban bromeando o tratando de asustarme, pero su expresión era seria. Decidí no comer los tamales ese día y me fui del mercado con un nudo en el estómago.

Durante los días siguientes, no pude dejar de pensar en lo que me habían dicho. Me sentía cada vez más inquieto y confundido. ¿Podría ser verdad? ¿La amable señora del puesto de tamales estaba realmente cocinando carne h_um_ana y vendiéndola en el mercado?

Finalmente, decidí investigar por mí mismo. Me acerqué al puesto de la señora cuando no había nadie cerca y le pregunté directamente si lo que habían dicho los hombres era cierto. Ella me miró con tristeza en los ojos y asintió con la cabeza.

Cuando estuve a punto de enfrentarla por su engaño, vi una sonrisa macabra dibujándose en su rostro, estirando las comisuras de su boca casi hasta tocar sus orejas. Los ojos de la mujer comenzaron a brillar malévolamente, y bajo el mostrador, colocó su mano. Mi sorpresa fue inmensa cuando sacó un m_ach_ete enorme y lo blandió hacia mí.

Salí corriendo para informar a las autoridades, me encontré con una respuesta que me dejó atónito. Se burlaron de mí y me tacharon de loco. Además, me advirtieron que si volvía con tales afirmaciones, me encerrarían en la celda más oscura y me darían una paliza.

Con el tiempo, abandoné el pueblo, pero cada vez que recuerdo que alguna vez comí aquellos tamales "especiales", siento náuseas y un profundo asco se apodera de mí.

La Maldición..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora