En los sombríos bosques germanos del pantanoso lago emergía, durante las noches de luna llena, aquel monstruo. Los pocos testigos que, sin convertirse en sus víctimas, lo vieron, contaron que, aunque tenía forma humana, era un engendro del averno.
Lo describían como un ser de piel demacrada y verdosa, de largos y desgreñados cabellos, musculoso cuerpo desnudo y boca sedienta de sangre. Pero el rasgo que no podían olvidar, y que temblaban de terror al recordarlo, consistía en esos ojos malvados, de mirada gélida, que parecían focos amarillentos en la oscuridad. Esa mirada diabólica paralizaba a sus presas, les impedía la huída dejándolas inermes frente a sus ataques.
Una vez perpetrados sus crímenes volvía al pantano y se sumergía en las turbias aguas, ocultándose entre las ramas y las hojas de la arboleda que rodeaba al lago. Ningún explorador, ninguno de sus perseguidores, osaba adentrarse más allá de las orillas del pantano. Aunque iban armados con fusiles, y portaban hachas y antorchas para darle caza, no se atrevían a traspasar ese límite invisible, a ingresar en esa zona maldita.
Cuando salía del bosque ya nadie lo asediaba, y entonces él regresaba a su vida humana normal. Al amanecer siguiente vestía con sus sobrias y elegantes ropas, y volvía a asumir sus quehaceres habituales. Nadie, ni sus sirvientes, ni sus vecinos, sospechaban de aquel hombre que, durante los plenilunios, se transformaba en el monstruo del lago.
Nunca se supo quien lo delató, ni como logró su denunciante convencer a los jueces de que ordenaran su arresto. En aquellos tiempos las garantías en los juicios contra humanos devenidos en monstruos, licántropos o brujas dejaban mucho que desear. Sin embargo lo cierto fue que, luego de su detención, ya no ocurrieron más muertes violentas en esas tierras.
Así fue como el 31 de octubre de 1589 el numeroso público congregado en la plaza de la ciudad alemana de Bedburg, en el electorado de Colonia, presenció una ejecución espeluznante.
El reo era Peter Stumpp, un próspero hacendado de cincuenta años de edad, al cual se le atribuía que adoptaba, tras haber hecho un acuerdo con el demonio, la apariencia de un monstruo, y que había asesinado a varias personas, incluidos niños y mujeres, cuyos cerebros devoró.
Durante el proceso al parecer Stumpp acabó por confesar que practicaba la magia negra desde que tenía doce años, y que debido a ello se había vuelto tan rico. Reconoció que el diablo en persona, con quien había celebrado un pacto, le había regalado un cinturón mágico, gracias al que se transformaba en un monstruo de piel demacrada y verdosa: "fuerte y poderoso, con perversos ojos que brillaban como fuego por la noche, afiladas garras, y un cuerpo musculoso al que sostenían unas robustas piernas".
Admitió que acudía a las orillas del lago en las noches de luna llena y, tras invocar al maligno, salía rumbo al pueblo convertido en un espantoso engendro, responsable de haber cometido los asesinatos por los que se le acusaba (los de catorce niños y dos mujeres embarazadas, a las que había comido los fetos y el corazón). También era culpable de haber mantenido relaciones sexuales forzadas con sus victimas, antes de matarlas.
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La Maldición..
FantastiqueLa maldición es un libro de poesía triste y relatos miedo . es un libro un poco terrorífico ... estoy probando algo nuevo mezclado la dulce poesía triste con relatos de miedo, el terror. Enamórate de La maldición.