castigo físico

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—A-aquí estoy, estaba en el techo, nadie me vio, lo juro. Solo quería ver el cielo —habló en voz baja, sintiéndose pequeño por la mirada de ambos. No sabía si estaban molestos por la pelea o por el hecho de que estaba escondido. Solo escuchó un suspiro por parte del señor misterio antes de alejarlo.

—Ya lo encontraste, ahora encárgate de él —habló frío antes de dejarlos solos. Ford seguía molesto y no tardó en demostrarlo, tomando su muñeca con fuerza y apretándola hasta que Bill sintió algo no muy agradable. Cuando hizo una mueca, fue jalado del mismo agarre. Creía que irían al laboratorio, pero no, Ford lo subió al ático sin decir ninguna palabra.

Su forma humana era muy torpe y esta era la muestra. Solo bastó un empujón para que cayera al piso, mirando a Ford desde abajo.

—Quédate aquí —habló seco, yéndose sin esperar respuesta. El ático estaba vacío y sin nada más que una ventana a la cual se quedó mirando hasta que Ford volvió con unos cables en sus manos. Tenían el final sin cobertura, mostrando más cables pequeños que los formaban.

Los cables llenaron de curiosidad a Bill. ¿Era otro experimento? Pero, ¿para qué usaría cables sin máquina? Y, ¿por qué en tan mal estado?

—Pónte de rodillas en el piso, no dejes de mirar la ventana —ordenó. Su orden sacó a Bill de sus pensamientos y lo confundió más. Aun así, hizo caso, no quería sentir esas cadenas y Sixter ya estaba bastante molesto.

—Bill, quiero que hagas tu cuerpo como el de un humano.

—¿Volverás a checar los signos vitales?

—Solo... Hazlo —habló ya irritado y esperando a que Bill le hiciera caso.

—Listo —contestó tranquilo y lleno de curiosidad, hasta sentir un ardor en su espalda que le hizo contener el aliento antes de querer levantarse por instinto. Otra vez esas malditas cadenas aparecieron desde el piso, evitando que se levantara o alejara. Sintió un segundo golpe y vio cómo Ford estrellaba los cables contra su espalda, sintiendo un dolor nunca antes descrito. Ni siquiera cuando poseía a Ford sintió algo así.

Después del segundo vinieron más golpes, cada vez más dolorosos que el anterior, haciendo que pidiera que parara y le permitiera levantarse. Odiaba tener un cuerpo humano en ese momento; se sentía cada vez más débil y más adolorido, haciendo que saliera agua de sus ojos sin parar.

—Esto se llama castigo físico, Bill. Ayudará a que pienses bien lo que hiciste hoy. Quédate aquí hasta mañana por la mañana, cuando vayas al laboratorio —habló, robándole las palabras de la boca. Justo iba a preguntar por qué hacía eso, y ahora que sabía, tenía en claro que se repetiría si volvía a hacer que los hermanos se pelearan, cosa que era aterradora cuando sabes cómo son esos dos.

Cuando Ford se fue, las cadenas desaparecieron. No quería levantarse ni podía hacerlo, así que solo se quedó en el piso pensando en todo lo que ocurrió esa mañana.

Un trato es un trato (AU Reverse falls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora