bebé

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Tal y como todo el embarazo el nacimiento fue completamente controlado y planeado, ambos científicos tenian experiencia con el bisturí y la estación de especímenes, lo único nuevo era el mantener con vida a los especímenes, lo comenzaron con práctica y un extremo cuidado con los bebés conmigo no había problema, solo debían ser rápidos para que me curará y sobre el dolor Stanley consiguió anestesia de contrabando.
Cuando desperté me recibieron dos bebés que eran el vivo legando de Mendel, dos gemelas de ojos dorados y cabello castaño y ondulado y una piel lechosa. No habia sido consiente de su existencia hasta esta estuvieron frente a mi, al instante pedí que me las dieran y ellas comensaron a mirarme son hacer el más mínimo ruido, la verdad es que eso me puso nervioso pero ahun con ellas en silencio se sentía bien tenerlas en mis brazos.
Habíamos estado en ese silencio cómodo por un rato hasta que dipper llegó corriendo y se sentó en la cabeza de la cama dándome un beso en la frente antes de agarrar a una de las gemelas, se veía tan feliz y se podía escuchar como me susurraba gracias una y otra vez mientras la cargaba.

Aproveche su apoyo para poder darles pecho, fue una sensación extraña pero supongo que a largo plazo me acostumbré, aunque sigo pensando que es biológicamente extraño, aunque dar a luz también lo es....

Durante todo el primer mes dipper apenas de asesoraba de nosotros, apenas y trabajaba o hacia otra cosa, de nuevo me negaba a qué un extraño me ayudara con mi familia, me gusta encargarme de ellas, además son tan calladas y tiernas, su sola presencia me hacía sentir cálido y reconfortado, ellas hacían que olvidará mi dimensión y todo lo que pase en este lugar, me ayudaron a que dejara atrás aquel enorme peso de llevaba desde que destruí mi dimensión, toda mi existencia se hizo mejor con ellas.

Ford estaba encantado con sus nietas, toda esa amargura y aburrimiento por su jubilación había desvaneciendo, ahora agradecía cada segundo para pásalo con las gemelas al igual que Stan.

Todos amaban a mis hijas y eso les permitía crecer llenas de seguridad y fortaleza, habían heredado mis habilidades, aunque no todas fue obvio desde el primer año que superaban a un humano normal.

Las niñas jugaban en el jardín frente a nosotros, yo permanecía en los brazos de dipper mientras nos balanceabamos lentamente en un columpio con forma de sillón, la brisa de verano era tan placentera y la vida tan buena, las risas de mis hijas como melodías y el aroma de mi pareja como arrullo.

—quiero que esto sea para siempre— suspire lleno de calma cerrando mis ojos al apoyarme en su pecho

—si fuera eterno, no fuera especial... En el futuro, recordarás esto lleno de nostalgia.

Un trato es un trato (AU Reverse falls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora