Ni siquiera quise verle la cara a Lili cuando le conté que estaba embarazada. Miré al fondo del sótano para esquivar su cara, ese fondo que tanto terror me causaba, justo donde estaba la cama desordenada y mugrienta oculta tras cortinas que formaban un cuadrado para esconderla. Antes de comenzar a contarle a Lili... Pues, todo, me fijé en que estaba encadenada. Un grillete se cerraba en uno de mis tobillos y se adhería al piso gracias a una cadena. Lili estaba igual, solo que su tobillo estaba lastimado. Parecía que había luchado cuando se lo colocaron porque tenía esa zona hinchada, morada y llena de cortes con sangre seca.
— Zibá...
— No digas nada por favor.
Casi le supliqué con la mirada que, en serio, no lo hiciera. Había sido realmente difícil contarle todo. Todas esas noches, todas las veces que pasó, todas las pesadillas que tuve, y ahora el embarazo. Aunque sentí algo, creo que era una especie de liberación. Sentí que me relajaba cuando se lo conté, porque ya no tenía que llevar con eso yo sola. Ella estaba ahora en la misma situación que yo. Estábamos atrapadas, como unas mariposas encadenadas. Era la primera vez que hablaba de esto con alguien. Charlotte, Crisa y mamá lo sabían, además de que Arlo ya estaba sospechando y por ende, Kia también tenía una idea. Louis también lo sabía, pero a parte de él; Lili era la segunda persona con la que me abría, la segunda persona a la que se lo contaba por iniciativa.
Creo que Lili iba a decir algo, solo que, en ese preciso momento la puerta se abrió. Ella soltó un grito que se ahogó en mi mano cuando se la cubrí con ella. A ese animal no le gustaba el ruido. Era mejor quedarse callada a menos que él te pidiera lo contrario. Me enfermaba tener que colaborar para él siempre que quería abusar de nosotros, pero era lo que nos tocaba si no queríamos terminar mal. Lili había luchado, por eso se encontraba tan lastimada, pero ella no se había criado con nosotros así que no sabía cómo actuar, lo hacía por impulso.
Ella no se había criado con nosotros... Mierda, ¿Como estarían sus padres?
Los había conocido en la fiesta de compromiso de ella y mi hermano. Hasta donde sabía, el señor y la señora Hawkins solo la tenían a ella. Era hija única. Debían estar destrozados buscándola por todas partes. La amaban, eso me había quedado claro al verlos a los tres juntos, un amor tan grande que me generó envidia. ¿Que niño no quería que sus padres lo trataran con amor?
Lili entendió por mi cara que era mejor que se mantuviera en silencio, por lo que suprimió toda la rabia y ganas de llorar que la atravesaron mientras se apretaba contra mi costado. Thompson entró al sótano sin expresión alguna y cerró la puerta detrás de él. Traía en las manos cuatro botellas selladas con agua las cuales dejó en el suelo junto a mí. Lili se estremeció cuando se agachó delante de ambas, aunque a ella no le prestaba atención. Lo miré como todos los días mientras tomaba entre sus dedos un mechón de mi cabello y jugueteaba con él.
— Tus hermanos piensan que te llevé al hospital.
Fruncí el ceño. ¿Ya había amanecido? ¿Y por qué demonios les dijo eso a mis hermanos?
— ¿Por que les dijiste eso?
Él tomó un balde de agua de una de las esquinas de la colchoneta en la que Lili y yo estábamos y con un trapo empezó a limpiar el sitio donde había vomitado.
— Era necesario.
Pues claro, él jamás les diría que me había traído a este sitio y que había secuestrado a Lili para mantenerla aquí también.
— ¿Cual fué la excusa esta vez?
Nunca antes le había hablado así, por lo cual ví el momento exacto en el que se tensó por completo. Luego se puso de pie y se acercó con rapidez. Su mano se estrelló en mi mejilla tan fuerte que sentí el sabor metálico en mi lengua. Antes, cuando era más pequeña y gritaba por sus constantes abusos ya me había golpeado. Esto no era nada en comparación a las golpizas que nos daba a mis hermanos y a mi cuando nos castigaba. Lo único diferente era que esta vez me había golpeado en la cara. Lili se abalanzó contra mi para revisarme, pero negué con la cabeza y me sostuve de ambas manos para acomodarme de nuevo contra la pared. Había empezado a llorar, pero yo ni siquiera reaccioné. Solo me mantuve sin expresión con mis ojos fijos en los de él.
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Perdida entre la perfecta imperfección
ActionNo pensé que todo lo que conocía llamado mundo podía cambiar tan drásticamente. Pensé que la perfección que me rodeaba era real, pero tarde me dí cuenta de que todo era artificial, echo para engañar nuestros ojos. Es por eso que debemos desconfiar...