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Louis y yo lloramos tanto que las enfermeras tuvieron que darnos algo para los nervios. Varios de mis hermanos lloraron y maldijeron en voz alta a Thompson y Rebecca Maklafferdie. Después de todo, acababan de enterarse que eran adoptados, y Louis y yo...

El agente llegó a la habitación de nuevo cuando Arlo le notificó que estábamos más tranquilos. Nos dijo que cada uno de nosotros tendría su propio psicólogo para ayudarnos en lo que pudieran.

— Por otro lado, al ver que el señor Maklafferdie está detenido, temo que los representantes al menor se harán cargo de ustedes.

— Nadie se hará cargo de mis hermanos mientras yo esté aquí— Ronald se puso de pié de inmediato.

— Lo siento señor, pero ya todos están comunicados que ustedes, en realidad, no son hermanos.

— ¿Y quién dice eso? ¿Unas míseras muestras de ADN? Nadie va a llevarse a mis hermanos lejos de nosotros. Nos criamos todos juntos y seguiremos así.

— Nadie a dicho nada sobre llevarlos a ninguna parte señor— el agente lo tranquiliza—. Entendemos por lo que han pasado y lo menos que queremos es que sus hermanos se separen unos de otros. Se criaron juntos y no les quitaremos eso. Ya nos notificarán cuales han sido las decisiones con los que son adoptados, por otro lado...

— Hable— lo insta mi hermano al ver que se queda callado.

— Cuando se abrieron los casos de secuestro, tuvimos que avisar a los familiares de ambos niños— informa—. Ya están aquí y quieren verlos.

— Yo no quiero ver a nadie— responde Louis con la voz quebrada. La mayoría me mira a mí para ver si digo algo, pero me mantengo callada con las manos en mi vientre.

— No están listos para esto y es entendible. Sus familias serán notificadas sobre eso y antes tendrán la asistencia médica y psicológica que necesitan, pero no podemos negarles a sus familias poder verlos. Tarde o temprano tendrán que hablar con ellos y será difícil.

— No obligaré a mis hermanos a hacer nada que no quieran.

— Ronald, basta, por favor— lo detiene Kia al ver que alza la voz. Ella se seca las lágrimas y se separa de Arlo y Maliah para acercarse al agente—. Supongo que hay más que decir sobre Zibá y Louis.

Él nos mira a ambos y asiente.

— Podríamos hablar en privado el señor Ronald, usted y yo si eso contribuye en la tranquilidad de Louis y Zibá.

— Estamos bien— respondo deprisa mirando a Louis—, ¿Verdad?

Sus ojos azules detrás de mechones de cabello negro me observan un par de segundos antes de asentir.

— Bien— asiente el agente—. Las cosas de mayor importancia ya se las notifiqué, por lo demás sólo me gustaría decirles que ambos tienen hermanos, Louis tiene un gemelo y Zibá un hermano mayor, además de que sus nombres reales son Owen Sullivan y Beatriz Hawkins. Por lo demás, supongo que sus padres se presentarán con ustedes tarde o temprano.

— ¿Como me secuestraron?

La voz de Louis es áspera y está llena de dolor, pero se esfuerza porque las palabras salgan claras. El agente se gira hacia él.

— A los dos los secuestraron en los estacionamientos de dos supermercados en horas de la tarde.

No dijo nada más. Un poco más tarde, el agente se fué de la habitación y Kia también porque nos iba a buscar ropa. Arlo la acompañó porque viendo la cantidad de personas que éramos necesitaría ayuda. Izan no quería dejarme sola, pero las enfermeras tenían que revisar el vendaje de sus manos, así que no tardó en irse a su habitación. Me quedé sola en la habitación, mirando cómo se hacía de tarde de nuevo. Estaba con la mirada fija en la ventana cuando de pronto la puerta se abrió. Pensé que era la enfermera con la bandeja de comida, pero no, era Louis. Entró y cerró la puerta a su espalda. Yo lo miré un momento antes de sonreírle un poco.

Perdida entre la perfecta imperfección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora