XIV

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              ¿Quién está mintiendo?
           

Narra Marinette:

—Me quiere.... no me quiere ... me quiere .... no... ¡ME QUIERE!

Sonrío fascinada, no me lo pueden creer; ¡es ella!... trae una flor sin pétalos. En medio del campo de las cosecha de fresas, no pude evitar gritar su nombre.

—¡Alix! —ella miró en mi dirección y fue notable su confusión.

Me acerqué rápidamente.

—¿No me recuerdas?... soy yo, tu amiga..... teníamos cinco años cuando te ayudé a sacar tu osito de peluche del lodo.

Rápido abrió su boca en una o, abrió sus ojos totalmente sorprendida.

—¡Mari.... —llevé un dedo a mi boca. Sonrió apenada—; ¡Bridgette! —no me importa que los campesinos me vean que hablen sí quieren, ella es y siempre será mi amiga. La jalé y le di un fuerte abrazo, ella correspondió. Chilló de emoción sobre mi hombro—; ¡Por Dios cuánto tiempo! —exclamó sin poder creer que yo estoy ahí, se lo cree un sueño y no está soñando.

—Me disculpo por no haberme despedido.... además te perdiste de vista; ¿dónde estabas?...

—Me dió un fuerte resfriado, lloré a mares cuando tu ma dijo que te fuiste a Londres, junto a esa mujer de billetes. Creí que no volverías... —se separó de mí y limpié sus lágrimas, es como mi hermanita.

—Ya, estoy aquí.

—Te extrañé tanto —hizo un puchero y volví a limpiar sus lágrimas—; ¿sigo siendo la niña fea, no?... por eso me reconociste....en cambio tú.... —me miró con asombro.

—Eres hermosa Alix, te reconocí por la mirada y tu cabello casi rosa...

Sonrió.

—Te ves hermosa, muy refinada —agarró la tela de mi vestido—; y tu ropa es muy bonita.

Volvió a darme un abrazo, luego se separó toda avergonzada.

—Ay no, ¿no te ensucié o sí?...

—No me importa y eso es lo de menos —la agarré de la mano y nos sentamos bajo un árbol.

—¿Cuándo llegaste?.... ¿y la señora está contigo?... sí es así se enojará porque estás hablando conmigo.

—Nada de eso, no te preocupes. Los dejé, a ella; junto a la familia de mi prometido y también a Adrien. Me siento asfixiada y apenas es el comienzo.

—¿Bromeas? —juntó sus delgadas cejas—; el caballero Adrien es un papucho... mírale la cara, el cabello.... tienes suerte, vas a despertar cada mañana con un tipo que parece un Dios.

Sonreí.

—¿Y es él quién te interesa y por eso estabas jugando a adivinar sí te quiere o no? —señalé con diversión al tallo.

Ella lo miró y arrojó.

—No... es ..... —bajó la mirada avergonzada—; no es tu prometido es alguien más pero me da vergüenza decírtelo.... prometo decírtelo después —sonreí.

—Toma tu tiempo, sólo espero que tú sí tengas una linda historia de amor, no como la mía. Todo arreglado, incluso van a decidir cómo será mi maquillaje, ¡ah!.. por cierto....

—Espera, ¿cómo lograste dejar a la familia de billetes y llegar aquí?...

—Dije que quería dar un paseo por aquí, quiero aire fresco y sentirme relajada, porque... —agarré su mano y solté un suspiro—; Necesito tu ayuda. Es una historia muy larga que prometo contarla, pero necesito que finjas mi hermano es tu prometido —sus ojos se abrieron en sorpresa—; tengo que presentarte a Adrien....

EL MANANTIAL DEL OCASO (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora