XXVIII

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La fiesta del reino ¡ha comenzado!

Narra Marinette

La mañana comenzó yendo de cacería después del desayuno, los nobles, clase media y caballeros -especialmente los caballeros- asistieron a la caza.

Nos adentramos en el bosque, las mujeres no cazamos, esto siempre lo hacían sólo los hombres pero ahora hubo una excepción por la princesa Kagami, llevó pantalones para todas las mujeres, por primera vez todas usaríamos pantalones. Entre mujeres nos miramos asombradas y sobre todo confundidas, me encontré con la mirada de Adonis, se veía divertido y con una expresión de saber lo que yo no sabía sobre la otra Marinette en una dimensión alterna.

Me mantuve a lado de Adrien, después de regresar ya con el pantalón puesto, sonreí y Adrien me miraba con fascinación, en ese momento logró apenarme. Enseguida un hombre grande y robusto dió un disparo en el aire como señal del inicio de la caza.

Nos adentramos en el bosque yo y Adrien, él sabe manejar muy bien el arco y la flecha, normalmente la mayoría de los habitantes del reino Couffaine ven los espectáculos que ofrecen los caballeros en las fiestas del reino, porque en esas fechas festivas, se hacen torneos, imagino otras mujeres sabrán lo bien que Adrien maneja el arco, la lanza.

En el camino me indicó tratar de no hacer ruido al caminar o se espantaría la presa, seguí sus pasos y después nos detuvimos, se puso frente a mí y sacó una flecha , se colocó en posición y agarró con firmeza tanto el arco como la flecha.

Lo miré atentamente y me pareció ver a su alrededor algo borroso similar al vapor del agua hirviendo en una olla. Los rayos del sol se hicieron más cálidos y al momento en que Adrien estaba por lanzar la flecha no presté atención porque me pareció oír a alguien a la distancia, pude verlo....
Marine ... mi hermano mellizo.... así lo viera muy lejos podría reconocerlo con facilidad, su gesto era duro y serio, noté sigue inconforme con esto, ¿por qué continúa así? miró a Adrien y luego a mí, negó con la cabeza.

Miré a Adrien , a un lado del pino, al cuervo que Adrien dió con la flecha , yacía sobre el suelo. Adrien caminó acercándose al ave.

—Hay personas que cobran muy bien por sus plumas, hay brujas que les gusta usar su pelaje como adorno en sus vestimentas —dijo y se puso en cuclillas.

Esas palabras me dieron escalofrío, también me acerqué a él, me miró y al mismo tiempo que ofreció el arco, me habló.

—¿Quieres intentarlo?

—¿Qué?

—Disparar con un arco y flecha, ¿quieres intentarlo?

Negué con rapidez.

—Me niego, puede que hiera a alguien, no tengo puntería.

Adrien sonrió.

—Cómo puedes decirlo sí nunca lo has intentado —dijo con un toque divertido y riendo al mismo tiempo.

—En Inglaterra lo intenté, papá dijo dale a la manzana roja y no le di precisamente a la manzana, la flecha cayó en un saco de patatas.

Adrien sonrió y se levantó.

—Vale, será en otro momento, sí quieres yo puedo enseñarte —respondió mirándome con diversión. Sonreí y antes de que él se acercará para darme un beso, alguien habló.

Adrien se detuvo y miró a la misma dirección que yo, venía un hombre de tez morena con una linda mujer a su lado de cabello ondulado color castaño.

Adrien se giró a verme.

EL MANANTIAL DEL OCASO (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora