Febrero, 2016
CAMILLE
Ya tenía entendido que solo soy el deseo sexual que se le antoja, pero no se puede pretender ser un día el tipo que te cuida, salva y protege, para que se esfume a la mañana siguiente y solo se muestre como un idiota necesitado.
-¡Ah! – que frustrante, tomo todo lo de aseo personal que había dicho que no quería, pero que si necesito – maldito tarado.
Y lo que podía ser peor es que todos lo hayan visto, que la secretaria que probablemente también se la folla, ahora este por enterada que soy una de su larga lista. – el agua helada recorre mi cuerpo tratando de relajarme – que la señora Klein me mire cada vez más sorprendida por el hecho de estar compartiendo la cama con un tipejo que tiene novia y que para ponerle la cereza, estoy bajo el mismo techo que su hija.
-Su hija – susurro.
Es el pequeño ser mas dulce que puedas ver con esos grandes ojos azules y las ondas doradas.
<<Tiene una hija>>
No puedo evitar tocarme el abdomen, plano e inerte...
<<¿Qué habrá sentido cuando le dijo que estaba esperándola? ¿Por qué la mamá de la niña no estará con ellos? ¿La habrá acompañado al parto? ¿El habrá cortado el cordón? ¿Disfrutaba de hablarle cuando estaba aun adentro de su mamá?>>
<<Eres un desperdicio de mujer. Sebastián tiene razón>>
El agua camufla mis lágrimas, soy una asquerosidad de células sensibles desde que estoy cerca de él y su vida inmejorable de don señor del universo, con una novia bonita, una hija que es la personificación de perfección y una empresa que básicamente es un imperio, por donde lo vea, es causa de envidia de cualquiera.
Los sentimientos rebasan mi anhelo de vida que siempre fue mi expectativa: yo casada con Aleksandr, con dos niños, un gato y un perro.
<<El tiene todo y yo nada>>
-Me abofeteas, me ninguneas frente a mis empleados y tienes el descaro de llorar – su voz gruesa me saca de mi momento miserable – Pride, Pride, Pride.
-No estoy llorando – digo tajante cuando se posa por detrás regulando la temperatura del agua.
-¿Alice? - <<No, esta vez soy yo>> niego – eres muy obvia cuando lloras.
-Tienes prohibido mencionarla y no hables como si me conocieras.
-Claro que no lo hago. Tienes momentos de sumisión que no encajan contigo y después arranques esquizofrénicos como los de ahora.
-Que no entiendas lo que haces mal, no me convierte en loca.
-Sí, y lo confirma el hecho que tengo que hablar con tu nuca porque no me das la cara.
-Gahel, para. Estoy tomando una ducha. No me agrada que me veas en un momento tan privado.
-Hace unos minutos he vuelto a ver todo sin tapujos y tu has tocado, no hay manera que ahora vengas con eso.
-Y me arrepiento – volteo a verlo... gran error, trago duro. El agua cae por sus pectorales y empapa su abdomen marcado, el camino no tan largo porque alguien roba toda la atención.
-¿Qué decías? – le da gracia mi distracción. Jamás había sentido este dolor de deseo entre las piernas. Mi molestia empieza a quedar de lado.
-No soy tu puta, Gahel. – me centro en sus ojos – no soy una mas a la que te follas y se lo comentas al mundo para que sepan que tu lista creció o que no hay mujer que se te resista.
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Sobre la Piel de mi Verdugo
RomanceUn encuentro nuevo... Una nueva historia... El dolor y el analgésico, son la misma persona. No se trata del amor que sintió, se trata del odio que siente. No se trata de recordar, se trata de que no olvido. "No creas que esto se trata del presente...