Diciembre, 2015
<< La brisa que golpeaba su rostro era la mejor sensación que había tenido después de mucho tiempo; las palmeras mecerse y golpearse entre ellas era grato de ver, el siempre hecho de sentir el sol o la arena, también el olor que brindaba el mar... Era buen momento para agradecer que estaba viva.
-¡Camille! ¡Camille!
-Sophia, acabas de arruinar mi momento de agradecimiento.
-Vamos, eso haces después - su amiga la hizo levantarse de la hamaca color blanco en la que se encontraba – debes probar el agua.
-¿sabes que no se va a ir a ningún lado? – esa voz neutra y fastidiosa de sabelotodo que usaba siempre que era cortante se hizo presente.
-Me gustaría que supieras lo irritante que suenas y las ganas de partearte el culo que da cada vez que hablas así – sonrío de la manera más inocente que conocía.
-Bueno, entremos de una vez – levantó la cabeza -¿Sophia? ¿Sophia dónde estás? ¡Sophia! – la sensación de unas manos tomándola de los tobillos la hacen caer, algo la empieza a arrastrar hasta lo más hondo del mar, trata de luchar; las uñas las tiene llenas de arena, puede sentir la sangre brotando de sus palmas y el mentón.
Patea tratando de liberarse, pide que la suelten - ¡Ayuda, por favor! – la garganta le arde, las lágrimas simplemente brotan.
-¿Qué te sucede? – la voz de Sebastián la despierta
-Me ahogaba, me arrastraba... yo
-Tranquila, estoy contigo.
-Gracias – sus brazos la rodean. Siente que tiene alguien junto a ella, no está sola, pero no le agrada la sensación.
-¡Eres una maldita zorra! – Aleksandr empuja y golpea a Sebastián - ¡mi amigo Camille!
-¿Qué? ¡No! Estás equivocado Alek, tranquilo – ya no tiene puesto el bikini, ahora es una simple toalla blanca – deja que lo explique.
-¡¿Cómo me serías fiel, si para estar conmigo engañaste a otra persona?! ¡Fui un idiota en creer en ti!
-¡No, escucha... por favor!
-¡Eres lo peor que me ha pasado!
-¡Estoy embarazada! – Ya no está discutiendo con un Aleksandr que está dejando la adolescencia, ahora es el Aleksandr maduro.
-¿Tú? ¿Embarazada? – las carcajadas que sales de sus labios son con tal burla que la dañan – Tú no puedes darme un hijo.
-Sí puedo, mira... mira... - la desesperación por encontrar la prueba de embarazo que sabía que se había hecho hace unos minutos la hacían temblar.
-Tú no puedes cargar una vida dentro de ti – aquella sonrisa que mostraba maldad la desarmó - ¿No lo entiendes? >>
ALEKSANDR
Desperté al sentir el temblor de donde me encontraba. Lo último que recordaba era estar viendo una película, sin tener idea de cómo calzamos nuestros cuerpo así. Me había quedado dormido sobre el vientre de Camille boca abajo como tantas veces lo había hecho en el pasado; la mano izquierda se encontraba con descaro por debajo de la cinturilla de goma de la ropa interior, perfectamente moldeando la curva de su cadera – el temblor se hizo presente junto a un quejido.
Camille estaba llorando.
Los gemidos contenidos desprendían dolor, frustración y sobre todo molestia, podía percibir claramente el reclamo que había entre sollozos.
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Sobre la Piel de mi Verdugo
Roman d'amourUn encuentro nuevo... Una nueva historia... El dolor y el analgésico, son la misma persona. No se trata del amor que sintió, se trata del odio que siente. No se trata de recordar, se trata de que no olvido. "No creas que esto se trata del presente...