CAPÍTULO 39

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Marzo, 2016

CAMILLE

Cuando me reencontré con Aleksandr quise que él supiera que nada de lo que creía era verdad, que siempre me mantuve con la esperanza de volver a estará juntos, o el hecho que se dé por enterado que no existía persona que llegue a compararse a él, a nuestra relación y sobre todo que mis sentimientos se mantuvieron intactos.

Yo sola alimente la ilusión de que él aun sentía algo por mi cuando pretendía aparentar que estaba preocupado o protegiéndome del tormento que se había convertido Sebastián y aunque no sepa sus métodos, el solo hecho de no tener nada que ver con Sebastián todo lo hace más ligero; siento que respiro y eso se lo agradeceré eternamente.

¿Qué tan patética te puedes ver por alejarte de alguien con quien no tenías una relación? Heme aquí, quitándome el maquillaje que use para verme estupenda para ir a ver a alguien a quien poco le interesa como te hace sentir sus palabras hirientes o su indiferencia. Río como desquicia al ver todo el maquillaje esparcido por mi rostro, la blusa abierta, los pantalones igual y sigo con los tacones como una verdadera loca.

— Ni tan loca, me lo tengo permitido porque siento que el corazón lo tengo herido. Me mentalizo que el dolor que siento solo será pasajero porque estoy consiente que es mejor no tenernos cerca, por lo menos a mi no me hace bien, es como si creara una dependencia con su olor o como parece arrullarme su voz, o el hecho de dormir con él y sentir una paz infinita por el hecho que siento que es mi lugar.

Tenía la creencia que lo único que nos impedía estar juntos era mi relación, pero no... el impedimento es él, su actitud, sus tratos y lo ambiguo de su ser, sin contar a las tipas con las que se ha liado.

—Ya deja el tema, Camille. — me repito — No puedo.

Termino de asearme y me dirijo al tocador del vestidor para tomar las pastillas que será a deshora.

La presión del pecho aumenta...

¿Por qué lo extraño?

¿Por qué me siento abandonada?

<<—Manos a mi pecho, ardillita.>>

<<—Nena.>>

El cuerpo se me escarapela al recordar la sensación de verlo así de impasible cuando alguien lo estaba apuntando con un arma, mi miedo y su tranquilidad en el momento era un choque de realidad. Él no le tiene miedo a nada...

—Maldito idiota, psicópata, patán, estúpido...

Miro hacia arriba.

<<Ya entendí que no puedo esperar a que él sienta lo que yo siento. Ahora si cerraré ese libro.>>

Por alguna razón viene a mí la vez que todo el cuerpo me quemaba por la quimioterapia, mi mente escapaba a momentos donde era feliz y siempre aparecía él, pero esa vez mi mente creo una escena la cual me hacía muy feliz al punto que mi ser se lo había creído, podía percibir y las emociones estaban a flor de piel; Aleksandr estaba conmigo, me tenía abrazada y yo tenía el cabello largo, me veía hermosa, él me besaba la frente y me decía que podía tocar la campana, que se había terminado, que ya nada me dolería y que podríamos hacer todo lo que había querido, me hizo tocar la campana y después de eso me confesaba que el médico le dijo que estábamos esperando un bebé.

Una lágrima resbala por mi rostro.

<<Yo no puedo tenerlos, a él no le agrada la idea y tampoco le gusta otro bebé que no sea su hija, aún no me libero de esta enfermedad y Aleksandr jamás estará para mi>>

Sobre la Piel de mi VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora