Octubre, 2009
La fiesta en el auge del desenfreno, el alcohol iba y venía al igual que la marihuana y los escándalos de las personas pasadas de todo tipo de sustancias, cuando su amigo entro a la vivienda encapuchado; la castaña que estaba entre sus piernas no había notado nada, ella seguía riendo, ignorando su entorno.
-Bonita – la alejo un poco. Esta le dio espacio para que este se ponga de pie – ahora vuelvo – esta asintió – abrígate – le dio un beso en la frente.
-No demores – se puso de puntitas besando su cuello como usualmente lo hacía.
Sin saber lo que le deparaba busco a su amigo en la segunda planta.
-¿Sebastián? – todas las puertas iban abriendo en busca de este - ¿Jowett?
-Estoy aquí – salió del baño.
-¿Por qué llegas recién? – levantó el rostro, rastros de sangre cerca de las heridas de la ceja y labio superior, unos ojos sin poder abrir y la marca del cuello que indicaba haber sido estrangulado – ¿Qué carajos?
-Necesito tu ayuda – lo empujo al baño, nadie debía escuchar – no tengo a quien recurrir.
-¿Por qué...
-Dinero – confesó – tuve que trabajar con unos encargos y el dinero lo use para la colegiatura, pensé que podría recuperarlo, pero me robaron la mercancía.
-¿Mercancía? - ¿en qué estaba metido su amigo?
-No tuve opción. Mi madre también necesitaba el dinero.
-¿Cuánto necesitas?
-Medio millón de dólares – se apoyo en la puerta, no había manera que el obtenga ese dinero por el simple hecho de pedirlo – y tengo que seguir trabajando para ellos.
-¿De qué va el trabajo?
-Traspaso mercancía en el puerto y ajustar algunas cuentas con la gente que no paga o les juega sucio.
-Puedo darte mi fideicomiso – puntualizó sin interés.
-¿Harías eso? – este asintió – te lo pagaré con creces, lo juro.
-¿Cuándo tienes que pagar?
-La próxima semana – Aleksandr se irguió - ¿será posible?
-No, no hay fecha fija.
-Tengo que darles algo para el próximo fin, mataran a mi mamá.
-Puedo tratar de reunir el dinero, pero... ¿Cómo harás con el trabajo?
-No me queda de otra, tengo que hacerlo – las lágrimas cayeron de sus ojos, era la primera vez que su amigo no reía – tendré que seguir... No debí...
-Busquemos soluciones, ya está hecho, pero necesito que sepas que siempre puedes contar conmigo, hubiera visto la manera de conseguir el dinero para la colegiatura.
-La vergüenza no me permitió, no quería molestarlos.
-No es necesario decirle a Camille – suspiró – pero yo pude ver la manera.
-¿Crees que Camille puede prestarme algo más de dinero? Sé que pueden conseguir, no quisiera ser así de sanguijuela, pero tengo miedo.
-A Camille la dejas de lado – el pelinegro fue tajante y sin protesta su amigo asintió – y que no te vea así, se pondrá paranoica.
-Lo sé.
Al atardecer de Halloween, el pelinegro había vendió la moto que con tanta ilusión había comprado, era producto de su esfuerzo – sin pedir nada a nadie la había obtenido – los ahorros de su cuenta se fueron directo a lo que necesitaba su amigo y aunque solo llegó a la octava parte de lo que necesitaba Sebastián, era algo que podían entregar.
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Sobre la Piel de mi Verdugo
RomanceUn encuentro nuevo... Una nueva historia... El dolor y el analgésico, son la misma persona. No se trata del amor que sintió, se trata del odio que siente. No se trata de recordar, se trata de que no olvido. "No creas que esto se trata del presente...