Capítulo 88. Profanadores de tumbas

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Irasue: ¿Que QUÉ?

Las gemelas se quedaron calladas, era la primera vez que veían a su madre sorprendida desde hacía muchísimo tiempo. Unos doscientos años.

Suzu: Que encontraron la tumba de otosan.

Inoko: Y la profanaron.

Irasue se recargó en el fusuma para no caer, eso era demasiado.

Irasue: Por favor no me digas que ese plural incluye a S...

Suzu: Fue un hanyo.

Inoko: Y una humana.

Justo cuando Irasue iba a soltar un suspiro de alivio las gemelas volvieron a hablar.

Suzu/Inoko: Y Sesshōmaru.

Las piernas de la daiyōkai tambalearon un poco ¿Por qué su hijo había seguido tan malos pasos?

Irasue: ¿Y COMO POR QUÉ lo hicieron? ¿No saben?

Suzu e Inoko se miraron, un poco indecisas entre sí decirle o no.

Suzu: Es que... ¿Te acuerdas de las espadas de otōsan...?

Inoko: ¿Y qué antes tenía dos...?

Suzu: ¿Y que luego le dió la nueva, estem, Tenseiga creo, a Sesshōmaru...?

Inoko: Pues... Creo que le dejó a Tessaiga a nuestro medio hermano...

Irasue: (trata de mantener la compostura) ¿Le-dejó-su-arma-principal-a-un-bastardo? (tratando de no enojarse)

Suzu/Inoko: Nosotras calladitas.

Pensamientos de Irasue: ¿Por qué no se la llevó a la tumba mejor? ... Ah... Espera... Eso hizo...

Irasue: Gracias por venir a decirme. De cualquier manera...

Suzu: Ah, y una cosa más.

Suzu/Inoko: Medio-hermano le cortó un brazo a Sesshōmaru.

Irasue solo esbozó una sonrisa falsa y salió de la habitación. Se dirigió hacia afuera del castillo y golpeó con fuerza el muro de piedra blanca, en la que se quedó la marca, hundida, del puño.

Irasue: (chasquea la lengua y traga saliva) Maldición. (vuelve a golpear la pared, con el otro puño) Maldición.

Pensamientos de Irasue: Te odio, Tōga. Te odio...

Irasue: ¿Por qué no estás aquí? (vuelve a golpear el muro, con más fuerza y le hace un hoyo, dejando escombros por todas partes) Te odio, te odio. Quiero que estés a mi lado, que repares lo que rompiste.

De nuevo sintió esa manifestación, ese aliento de ánimo, esa dulce caricia. Cuando volteó a ver solo maldijo, pues entre la niebla fue un poco más visible; un un hombre trasparentozo que le sonreía con ternura y tristeza. Cuando quiso lanzarse a abrazarlo, una nube se interpuso, y, cuando se hubo disipado, él ya no estaba.

Irasue: ¿Una alucinación?

Pensamientos de Irasue: No, estoy segura de que si era él.

Se estremeció al recordar lo que él le había dicho una vez "Somos monstruos. No nos quedaremos durante mucho tiempo en el meidō. Nos fusionaremos con él, como malditos animales. No importa cómo hayas vivido. Si contabas como un santo o incluso pasabas por una deidad viviente. Ese es el destino de los yōkai, pera después reencarnar. Sólo los que no logran descansar vagan en la oscuridad del Meidō.".

Irasue: ¿No pudiste... Descansar...?

Mi nombre es Irasue MinayashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora