Capítulo 73. El bullicio anhelado.

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Cuando hubo pasado el mes, Tōga llevó a las gemelas, sanas y salvas, que corrieron a abrazar a su madre con una enorme sonrisa en su lindo rostro.

Irasue aceptó el abrazo, con cariño, y solo sintió cómo su marido besaba su coronilla antes de que dijera un "ya me voy".

Ante eso la pequeña sonrisa de Irasue se apagó un poco.

Irasue: (se incorpora un poco) ¿Qué? ¿No te piensas quedar?

Tōga: No. (con la armadura ya puesta)

Ella se sorprendió ante la sequedad de esas palabras. Por lo regular su marido le daría una explicación al menos.

Irasue: Niñas, vayan a su habitación. (susurrando)

Las dos niñas asintieron y se fueron, las dos, a su habitación, que no habían visto en un mes.

Irasue abrió la boca para reclamarle a su marido, pero antes de que pudiera pronunciar palabra alguna él la abrazó con fuerza.

Tōga: Te eché de menos. No sé... No es la primera vez que me echas de la casa pero...

Irasue: (se sorprende y después acepta el abrazo) Idiota. No sabía que ibas a estar fuera el mes completo. ¿Te sientes bien?

Tōga: (asiente con la cabeza y sonríe) Sí. Muy bien.

Pensamientos de Irasue: Idiota, no me engañes... Estás mal ¿No?
Pensamientos de Tōga: Solo un poco más... Mantiene tu fachada hasta que te vayas de la casa...

Irasue se quedó callada. Posó una mano en el rostro apiñonado de su marido.

Irasue: No sabes cuánto extrañé tocarte así... Sentir tu piel suave...

Tōga: (sonríe, como si estuviera bien) Oi, mujer, yo soy el que debería decir esas cosas, no t...

Antes de que su marido terminara ella lo jaló del nagajuban, haciendo que sus labios chocaran. Cerró los ojos, sin soltar su agarre, sintiendo cómo su esposo correspondía y la abrazaba más.

Se separaron un poco y él recargó su frente en la frente pálida de ella.

Irasue: ¿En serio te tienes que ir? Digo... Acabas de volver.

Él solo asintió levemente con un movimiento de cabeza, antes de volver a besarla con ternura y cariño.
Irasue se dejó besar, está vez conservando la ternura e inocencia con la que se lo daba su esposo.

Irasue: (se separa del beso y se abraza a su marido con fuerza) ¿A dónde irás?

Tōga: (sonríe y aprieta un poco más el abrazo) Con Tōtōsai. Y no, aún no puedo decirte para qué.

Irasue: (lo abraza más) Idiota. Vuelve pronto.

Tōga: (besa la coronilla de ella) Sí. Volveré en cuanto pueda.

Con esas palabras él se alejó, surcando con su vuelo las nubes. Ella lo vió alejarse y suspiró, para después dejarse caer en su trono.

Se le hacía extraño, Myoga no estaba con él, ni en el palacio. ¿Dónde se había metido está vez esa vieja pulga?

Se dirigió a la habitación de las niñas, para que le platicaran todo lo que pasó cuando estuvieron fuera.

Las dos niñas, no bien abrió la mujer la puerta, se abrazaron a ella, riendo.

Suzu: ¡¡Okasan!!

Inoko: ¡¡Mamá!!

Suzu/Inoko: ¡¡Te extrañé!!

Irasue: (sonríe un poco y las abraza) Sí, yo también las extrañé. Hacía mucha falta su presencia.

Suzu: ¡Ay, mamá! ¿Por qué no estuviste ahí? (recordando, emocionada)

Inoko: ¡Fue genial! (con brillo en los ojos)

Irasue: (sonriendo ligeramente) ¿Y sus kimonos? Jeje. Sus hakamas son lindos.

Suzu/Inoko: ¡¡Todos teníamos uno!!

Suzu: ¡Se veían muchos colores!

Inoko: ¡Tenemos muchos hermanos!

Suzu/Inoko: Y todos son amables, como Hinode. Pero Taiyo es mandón como tú.

Las dos niñas se arrepintieron al instante de lo que habían dicho. Ya podían comenzar a cavarles sus tumbas. Antes de que ellas pudieran abrir la boca para excusarse Irasue rió, dejando perplejas a las otras dos.

Irasue: Definitivamente extrañé mucho su energía. Y su honestidad.

Ellas sonrieron, aliviadas.

Suzu: (mira a su alrededor) ...

Irasue: ¿Que pasa?

Inoko: ¿Y Sesshō?

Irasue: ... Ahora que lo mencionas...

Pensamientos de Irasue: Durante este mes estuvo entrenando con más vehemencia. ¿Porqué no estaba su padre? ¿Estaba celoso por qué llevó a su hermanas y a él no? ¿Por qué...?

Ella acariciaba ligeramente los cabellos blancos de sus hijas, perdida en sus pensamientos.

Mi nombre es Irasue MinayashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora