Final

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El sol brillaba en un cielo despejado cuando Claudia y Jesús decidieron escapar de sus responsabilidades y disfrutar de un domingo juntos. La vida pública como presidenta del país y su papel como esposo de la líder no les dejaba mucho tiempo para compartir. Pero aquel día, la promesa de aventura los llevó a una cueva escondida junto al mar, un lugar al que ambos habían soñado ir.

Al llegar, el sonido del mar golpeando las rocas les dio la bienvenida. La cueva, oscura y misteriosa, parecía un portal a un mundo diferente. Claudia, con su cabello al viento, sonrió a Jesús, quien la miraba con admiración. Él siempre había sido su ancla, su refugio en medio de la tormenta política.

—Vamos, explorador —dijo Claudia, emocionada—. Quiero ver qué secretos guarda este lugar.

Mientras avanzaban, las paredes de la cueva se llenaban de sombras danzantes, proyectadas por la luz del sol que se filtraba por la entrada. El eco de sus risas resonaba en el interior, un sonido que rompía el silencio opresivo del lugar. Sin embargo, a medida que se adentraban, la atmósfera cambió. Un fuerte viento comenzó a soplar, trayendo consigo el murmullo de las olas que, a lo lejos, empezaban a alzarse.

—¿No crees que deberíamos volver? —preguntó Jesús, frunciendo el ceño. La preocupación en su voz era palpable.

—Todavía tenemos tiempo, Jesús. Ven, solo un poco más. Quiero ver el fondo de la cueva —respondió ella, aunque una ligera inquietud comenzó a asentarse en su pecho.

El ambiente se tornó más tenso con cada paso. Las olas chocaban contra la entrada con mayor fuerza, enviando espuma que salpicaba en la oscuridad. Claudia podía sentir la presión del agua, como si la cueva la estuviera engullendo poco a poco.

—Claudia, en serio, deberíamos irnos —insistió él, sosteniendo su mano con fuerza—. No me gusta cómo se ve el mar ahora.

Claudia lo miró, y en sus ojos vio la mezcla de amor y preocupación. No quería parecer imprudente, pero la curiosidad la impulsaba a seguir adelante.

—Solo unos minutos más. Prometo que luego regresamos —dijo, tratando de calmarlo.

Pero las olas seguían subiendo, y el eco del mar se convirtió en un rugido aterrador. De repente, una ola gigantesca se desató, llenando la cueva con un estruendo ensordecedor.

—¡Ahora! —gritó Jesús, su voz resonando con urgencia.

Corrieron hacia la salida, pero el camino que antes parecía tan sencillo se convirtió en un laberinto resbaladizo. Las paredes húmedas de la cueva reflejaban la luz de afuera, pero la salida estaba cada vez más lejos. La presión de las olas y el viento, cada vez más fuerte, parecía querer separarlos.

—No me sueltes —dijo Claudia, aferrándose a su mano, mientras el agua comenzaba a rodear sus pies.

—Nunca lo haré —respondió él, determinación en su voz—. Siempre estaremos juntos, Claudia.

A medida que la marea subía, el pánico comenzó a apoderarse de ellos. Las olas, cada vez más fuertes, arrastraban el aire de sus pulmones, y una gran ola se abalanzó sobre ellos, inundando la cueva con su furia.

—¡Jesús! —gritó ella, mientras el agua los envolvía.

El inmenso poder del mar parecía querer separarlos, pero en ese momento, ambos se aferraron el uno al otro.

—No puedo perderte —susurró Claudia, su voz temblando de miedo y amor.

—Nunca dejaré que eso pase —respondió Jesús, rodeándola con sus brazos, formando un refugio en medio de la tormenta.

El agua seguía subiendo, arrastrando cualquier esperanza de escapar. Pero en medio del caos, Claudia y Jesús se miraron a los ojos, entendiendo que su amor era más fuerte que cualquier adversidad. Se abrazaron con fuerza, sintiendo cómo las olas rugían alrededor de ellos, pero sus corazones latían al unísono, llenos de amor y determinación.

—Te amo, Claudia —dijo él, su voz apenas audible sobre el estruendo del agua.

—Y yo a ti, Jesús. Siempre —respondió ella, sintiendo que el mundo se desvanecía a su alrededor.

Con cada ola que los envolvía, supieron que, aunque el destino les jugara una mala pasada, siempre estarían juntos en su amor. En ese abrazo, aferrados el uno al otro, encontraron una paz que trascendía el miedo.

...........

NOTICIA DE ULTIMA HORA: Desaparición de la Presidenta Claudia Sheinbaum y su Esposo Jesús Tarriba

Ha pasado una semana desde que la presidenta Claudia Sheinbaum y su esposo, Jesús Tarriba, desaparecieron en el mar durante un paseo en una cueva junto a la costa. Las autoridades continúan con las labores de búsqueda y rescate, aunque hasta el momento no han encontrado rastro alguno de la pareja. La comunidad y sus seguidores esperan ansiosos noticias sobre su paradero, mientras se intensifican las investigaciones para esclarecer las circunstancias de su desaparición.

......

Claudia y Jesús se encontraron en un lugar que trasciende la comprensión humana, en un vasto espacio lleno de luz y paz. La tensión y el miedo que habían sentido en la cueva desaparecieron por completo, reemplazados por una serenidad abrumadora. Ya no estaban atrapados en el caos del mar; ahora, estaban juntos en un reino donde el tiempo no existía.

A su alrededor, un brillo cálido y suave iluminaba el ambiente, y el aire era ligero, casi etéreo. Sin embargo, lo que más resaltaba era la presencia del otro.

—Estamos juntos —dijo Claudia, con una mezcla de asombro y felicidad en su voz. Su corazón latía con la misma intensidad que cuando estaban en la tierra, pero esta vez estaba libre de preocupaciones.

—Siempre juntos —respondió Jesús, sonriendo mientras la miraba. Era un momento eterno, un instante que no conocía el miedo ni la soledad. Sabía que lo que vivían era real, aunque fuera diferente a todo lo que habían conocido.

Mientras caminaban por este nuevo mundo, recordaron los momentos compartidos en la tierra: las risas, los abrazos, las promesas y las pequeñas luchas que habían enfrentado juntos. Todo parecía insignificante comparado con la grandeza de su amor que ahora brillaba con fuerza en este lugar.

—Nunca imaginé que esto fuera posible —dijo Claudia, sintiendo la conexión profunda que tenían—. Pensé que el amor se desvanecía con la vida.

—Pero el amor trasciende —contestó Jesús—. Nos ha llevado a este lugar, a este momento. Aquí, nada nos separa.

Mientras avanzaban, se encontraron frente a un túnel resplandeciente que se extendía ante ellos. No había miedo ni dudas; solo la certeza de que, dondequiera que los llevara ese camino, estarían juntos. Claudia tomó la mano de Jesús, sintiendo la calidez y la seguridad de su presencia.

—Vamos, juntos —dijo ella, y él asintió, apretando su mano con fuerza.

Con determinación, comenzaron a caminar hacia el túnel, sin mirar atrás. En ese instante, comprendieron que su amor no solo había sobrevivido a la muerte, sino que había encontrado su verdadero hogar. El umbral del más allá les esperaba, y juntos se adentraron en el misterio de lo eterno, listos para explorar un mundo que prometía ser tan infinito como su amor.

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"Jesús quiero siempre estar a tú lado, ya sea en una o en mil vidas"

"Claudia siempre serás TÚ, el amor de mi vida"

           Y como dice la canción
              "¿Cómo te olvidó?"
    "Siempre en mi mente vida mía"

Y así, dejamos concluido este FanFic de Claudia y Jesús. Él amor siempre está por encima de todo y todos.

    Estoy segura que ellos se aman con una intensidad maravillosa,
   los ojos son los reflejos del alma y ellos cuando se miran reflejan un  
   amor indescriptible.

PD: Yo creo qué entre mañana en la noche o el jueves tendremos nuevo FanFic....

  

En otro universo: Claudia y Jesús Donde viven las historias. Descúbrelo ahora