La sensación de paz que me invadía era casi indescriptible. Cada rincón de aquella casa parecía estar destinado a ser parte de nuestras vidas. Me detuve un momento en la habitación que habíamos decidido sería la de Emir. Los rayos del sol atravesaban las cortinas ligeras, llenando el espacio de una calidez acogedora. Me imaginé a Emir allí, jugando y creciendo bajo nuestro cuidado, rodeado de amor.
Nedim se acercó por detrás, envolviéndome en sus brazos. Su abrazo era firme, pero tranquilo, como si quisiera transmitir sin palabras que todo estaría bien de aquí en adelante. Apoyé la cabeza en su pecho, escuchando los latidos de su corazón.
—¿En qué piensas? —preguntó suavemente, su voz profunda resonando en el pequeño espacio.
—En nosotros... en lo lejos que hemos llegado y en todo lo que nos espera —respondí, sin apartar la vista de la ventana.
Había habido momentos en los que dudé que pudiéramos llegar a este punto. Las heridas del pasado aún dolían, y no sabía si alguna vez sanarían por completo. Pero en ese momento, con Nedim a mi lado y Emir tan cerca, sentí que estábamos empezando a construir algo sólido, algo que valía la pena.
—Sé que no ha sido fácil —dijo Nedim, como si leyera mis pensamientos—. Pero te prometo que haremos de este lugar el hogar que siempre soñaste. Para Emir, para nosotros... —sus palabras se desvanecieron cuando besó mi mejilla, llenándome de una seguridad que no había sentido en mucho tiempo.
Le miré a los ojos, buscando en ellos la verdad que siempre había encontrado. Y allí estaba, como una promesa silenciosa de que, pase lo que pase, nos tendríamos el uno al otro.
—Ya lo estamos haciendo —respondí con una sonrisa sincera.
El timbre del teléfono interrumpió nuestro momento de tranquilidad. Me giré rápidamente hacia la mesa donde estaba el dispositivo, y Nedim lo alcanzó antes que yo. Observé cómo su expresión cambiaba levemente mientras leía el nombre en la pantalla.
—Es el señor Agah —dijo, mirándome con cierta incomodidad.
Mi corazón dio un vuelco. Sabía que una llamada de su tío no era algo que debíamos ignorar, y la última vez que lo vimos, la situación no había terminado de la mejor manera. Había demasiados asuntos pendientes en esa mansión, recuerdos de un pasado lleno de dolor y decisiones difíciles.
—¿Qué querrá? —pregunté, aunque en el fondo temía la respuesta.
Nedim se encogió de hombros antes de aceptar la llamada. Se llevó el teléfono al oído, y su voz firme contrastaba con el ligero temblor en sus manos.
—¿Tío?
Permanecí a su lado, inquieta, mientras escuchaba la conversación. La expresión de Nedim no revelaba mucho, pero la tensión en su cuerpo era palpable. Agah solía ser directo, y no podía imaginar que nos llamara solo para una visita social.
—Sí, entiendo... Claro, estamos en casa... Nos veremos pronto.
Cuando colgó, se quedó en silencio por un momento, mirando el teléfono como si aún procesara la conversación. Finalmente, me miró, y en sus ojos vi una mezcla de preocupación y resignación.
—Quiere que vayamos a la mansión esta noche —dijo finalmente—. Parece que hay algo importante de lo que quiere hablar.
Mi pecho se apretó de inmediato. La mansión Karaçay no era solo una casa; era un lugar cargado de secretos y tensiones. No habíamos regresado desde que decidí marcharme. Cada rincón de ese lugar contenía recuerdos que preferiría dejar enterrados, especialmente cuando se trataba de Cemre.
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Un Nuevo Comienzo
Fiksi PenggemarFanfic sobre la serie turca Zalim Istanbul en especial de Ceren karaçay y su nuevo comienzo después de una vida de tanto sufrimiento y maldad.