Capitulo 12

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—Ya estoy bien, solo fue un dolor pasajero —dije, intentando aliviar el tenso ambiente que había.

Cemre me miró con una mezcla de alivio y curiosidad.

—¿Estás segura de que solo fue un dolor pasajero? —preguntó con cautela.

Nedim, que aún parecía preocupado, asintió lentamente y añadió:

—Tal vez deberías descansar un poco más, solo para estar seguros.

—Estoy bien —insistí, tratando de sonar convincente—. Además, lo siento, Cemre, no debí invadir tu privacidad.

Cemre me miró, sorprendida, y luego sonrió levemente.

—No te preocupes por eso ahora. Lo importante es que te sientas bien —dijo, tratando de tranquilizarme.

Cenk, que había estado en silencio, finalmente habló, dirigiéndose a Nedim.

—Debes calmar un poco a tu esposa, para que no vuelva a sentirse mal.

Nedim le lanzó una mirada severa, pero asintió, comprendiendo la preocupación detrás de sus palabras.

—Lo haré, Cenk. —Se volvió hacia mí y suavizó su expresión—. Ven, vamos a sentarnos un rato. Necesitas relajarte.

Al sentarme, los pensamientos sobre lo que acababa de pasar inundaron mi mente. Saber que Nedim se preocupaba por mí y por mi bebé me hacía sentir un calor reconfortante en el corazón. Era como si poco a poco estuviera perdonándome por todo el daño que le había causado. Sin embargo, al observar la mirada de Cemre hacia Nedim, no pude evitar notar la profundidad de su amor por él.

Era evidente en la forma en que sus ojos seguían cada movimiento suyo, en cómo su rostro se iluminaba cada vez que él hablaba. Era un amor sincero, palpable en el aire entre ellos. Y al ver ese sentimiento de Cemre hacia Nedim, no pude evitar sentir una punzada de celos y tristeza.

¿Cómo podía yo haberle causado tanto dolor a Nedim? ¿Cómo podía esperar que Nedim me perdonara por mis errores, cuando él merecía tanto más? Me sentí abrumada por el peso de mi propia culpa y arrepentimiento.

Al estar en tierra, lo primero que hicimos fue dirigirnos hacia el hotel. La verdad, mi barriga de embarazada me pesaba demasiado. Sin embargo, la determinación de descubrir la verdad de Cemre y Cenk me daba fuerzas. Nedim caminaba a mi lado, en silencio, y aunque no nos dirigíamos la palabra, su presencia era un consuelo silencioso.

Llegamos al hotel y, después de registrarnos, nos dirigimos a nuestra habitación. Mientras desempaquetaba algunas cosas, me di cuenta de que no podía seguir evadiendo la conversación que tanto temía. Tomé aire profundamente y me acerqué a Nedim, quien estaba sentado en la cama, mirando por la ventana.

—El libro que tenía Cemre era importante para ti —dije, rompiendo el silencio. Mi voz temblaba ligeramente, consciente de que estaba tocando un tema delicado.

Nedim desvió la mirada de la ventana y me miró, sus ojos llenos de una mezcla de sorpresa y tristeza.

—Sí, lo era —respondió, su voz apenas un murmullo—. Ella me lo leía cuando estaba en la silla de ruedas.

Sentí un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. No había imaginado que ese libro tuviera tanto significado para él. Era más que un simple objeto; era un vínculo con un pasado que le había dado fuerza en momentos difíciles.

—No tenía idea de lo importante que era —dije con sinceridad, mi voz quebrándose—. Por eso Cemre te estaba viendo directamente a los ojos, para ver si te acordabas del libro.

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