Capítulo 32

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Los días habían pasado desde aquella gran confrontación en la mansión. Nedim había vuelto a trabajar en la empresa, y yo me quedé en casa cuidando de nuestro bebé. Aunque todo parecía haber vuelto a la normalidad, aún había algo en el ambiente, una tensión latente que parecía recordar aquellos momentos difíciles. A veces, mientras observaba a mi bebé dormir, no podía evitar preguntarme si realmente habíamos dejado todo atrás o si ese capítulo de nuestras vidas solo estaba en pausa, esperando el momento para volver a resurgir.

Una tarde, mientras observaba a Emir en su cuna, decidí que era momento de salir a dar un paseo. El aire fresco y el cambio de ambiente seguramente nos vendrían bien a ambos. Preparé su carrito, tomé una manta suave, y con cuidado coloqué al bebé dentro.

Salimos al parque cercano, donde el sol de otoño bañaba los árboles en tonos cálidos de naranja y rojo. Mientras caminábamos, sentí cómo el estrés de las últimas semanas comenzaba a disiparse, y un sentimiento de paz me envolvió.

Mientras caminábamos por el sendero, me detuve un momento junto a una fuente para que mi bebé pudiera observar el agua burbujeante y escuchar el murmullo relajante. Estaba tan absorta en esos pequeños momentos que no me di cuenta de que alguien se había acercado hasta que escuché una voz familiar.

-¿Así que también te gusta este parque? -dijo una voz detrás de mí.

Me volví, sorprendida, y allí estaba Cenk. No lo había visto desde aquella confrontación en la mansión, y, aunque había oído hablar de él desde entonces, no esperaba cruzármelo aquí, en el parque, tan casualmente. Parecía relajado, pero había algo en su mirada que no lograba descifrar.

-No esperaba encontrarte aquí -respondí, tratando de mantener la calma.

Él sonrió ligeramente y miró al bebé en el carrito.

-Veo que estás bien... y él también. Eso me alegra.

Había algo en su tono que me dejó intrigada, como si estuviera tratando de decir algo más sin palabras.

El silencio que siguió a sus palabras parecía cargar el ambiente con una tensión sutil. Cenk miraba al bebé con una expresión que oscilaba entre la nostalgia y la melancolía. Por un momento, me pregunté si realmente estaba feliz por nosotros o si había algo más detrás de su mirada.

-Es un hermoso niño -comentó, manteniendo la voz baja-. Has hecho un buen trabajo.

-Gracias -respondí, sintiéndome un tanto incómoda. A pesar de la aparente amabilidad de sus palabras, no podía olvidar todo lo que habíamos pasado.

Cenk apartó la vista, como si estuviera reuniendo valor para decir algo más. Finalmente, dio un paso hacia mí y, en un tono serio, continuó:

-Sé que nuestras vidas tomaron caminos distintos... pero a veces me pregunto si todo podría haber sido diferente. Si quizás... no hubiésemos terminado así.

Su confesión me tomó por sorpresa. No supe qué responderle. Durante un segundo, un sinfín de recuerdos pasaron por mi mente: las decisiones, las peleas, las promesas rotas.

-Cenk... -comencé, intentando hallar las palabras adecuadas-. Las cosas sucedieron como debían. Quizás no fue fácil, pero estoy en paz con cómo están las cosas ahora. Tengo a mi bebé, y eso es todo lo que necesito.

Él asintió lentamente, bajando la mirada. Parecía comprender, aunque en sus ojos aún había un rastro de tristeza.

-Me alegra oírlo -dijo al final-. Supongo que... eso es todo lo que realmente importa.

Sentí una oleada de emociones mientras lo miraba. Era el momento de decir lo que había guardado durante tanto tiempo, de sacar a la luz todas esas verdades que habían quedado enterradas.

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⏰ Última actualización: Oct 30 ⏰

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