Los días siguientes intenté entrar al cuarto de Şeniz en busca de alguna prueba de su infidelidad; sin embargo, mis esfuerzos resultaron en vano.
A pesar de revisar meticulosamente cada rincón, no encontré ninguna pista que confirmara mis sospechas. La frustración comenzaba a apoderarse de mí, y con cada día que pasaba, la duda crecía en mi mente. Después de tanto buscar, me encontraba exhausta, así que decidí salir de la habitación de Şeniz lo más sigilosamente posible. Sin embargo, al dar un pie fuera, lo primero que vi fue a Şeniz mirándome fijamente.
Su mirada penetrante y su expresión impasible me hicieron sentir un escalofrío recorrer mi espalda. Por un instante, el tiempo pareció detenerse mientras nuestras miradas se cruzaban. No sabía si había notado mi nerviosismo o si sospechaba algo, pero el silencio entre nosotras era tan denso que apenas podía respirar.
Aunque mi corazón latía con fuerza, me obligué a mantenerme firme, sin mostrar debilidad. Şeniz permanecía en silencio, sus ojos afilados como cuchillas, observándome con una intensidad que habría hecho vacilar a cualquiera. Pero no a mí. No en ese momento.
Compuse una sonrisa tranquila, una que no traicionara el torbellino de pensamientos que giraba en mi mente.
—Oh, Şeniz, no te había visto —dije con una calma deliberada—. Estaba buscando algo que dejé aquí la última vez.
Su mirada no vaciló, y aunque esbozó una sonrisa fina, había una tensión palpable en el aire. Estaba claro que no se tragaba mi excusa, pero no dejé que eso me intimidara.
—¿Encontraste lo que buscabas? —preguntó con un tono suave, pero cargado de insinuaciones. Había un filo en su voz, como si quisiera desafiarme a revelar algo más.
La presión en el ambiente era sofocante, pero no me dejé amedrentar. Mantuve mi postura, mirándola directamente a los ojos.
—No, pero no es algo que no pueda reemplazar —respondí, mi tono firme, sin vacilar.
Şeniz me estudió por un momento más, su expresión impasible, como si evaluara cada palabra que había dicho, cada gesto que había hecho. Sentí que el enfrentamiento estaba lejos de haber terminado, pero no me moví ni un centímetro, esperando a que ella diera el siguiente paso.
Finalmente, se apartó con una lentitud calculada, pero no era una victoria para ella. Era solo un movimiento en un juego que recién comenzaba. Pasé junto a ella, con la cabeza en alto y los hombros rectos, sin permitir que viera ni un atisbo de duda en mí.
Cada paso que daba alejándome de Şeniz era una reafirmación de que no me intimidaría. Sabía que las cosas se estaban complicando, pero también sabía que no cedería. Este juego no se ganaba con debilidad, y yo estaba dispuesta a jugar hasta el final.
Al salir del pasillo, aún sintiendo el peso de la mirada de Şeniz en mi espalda, me dirigí al jardín, un lugar donde podía tomar un respiro y recomponerme. La frescura del aire nocturno me recibió, brindándome un breve alivio de la tensión que había dejado atrás.
Mientras avanzaba, me encontré con Nedim, quien estaba de pie junto a una fuente, mirando el agua con una expresión pensativa. Al verme, levantó la vista, y por un instante, sus ojos se encontraron con los míos. En su mirada había una mezcla de preocupación y cariño que me hizo sentir un poco más aliviada.
—Ceren, ¿estás bien? —preguntó, su tono lleno de una preocupación genuina que contrastaba con la tensión que aún llevaba conmigo.
A pesar de la calma que intentaba mostrar, no pude evitar que un suspiro de alivio escapara de mis labios. Me acerqué a él y tomé su mano, buscando en su contacto un refugio contra la tormenta que estaba desatando.
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Un Nuevo Comienzo
FanfictionFanfic sobre la serie turca Zalim Istanbul en especial de Ceren karaçay y su nuevo comienzo después de una vida de tanto sufrimiento y maldad.