La noche.

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La televisión sonaba en la sala, pero el sonido de las voces de los personajes de la caricatura apenas llegaba a la amplia cocina con espacios abiertos.

-Pato, apaga eso ya, en diez minutos llegarán todos - gritó Sergio desde la cocina, alistando lo último para la velada.

-¡Ya voy! -respondió Pato con una mezcla de pereza y emoción, mientras el control remoto hacía clic y la pantalla se apagaba.

Se avecinaba una noche interesante, lleno de encuentros, con personas nuevas que conocer.

Max ya hacía de las suyas comiendo lo que Sergio había preparado cuando este se descuidaba, sabía que si era descubierto probablemente recibiría un golpe con alguna de las cucharas más grandes de la cocina.

Sergio, con una risa contenida, se giró justo a tiempo para ver a Max llevarse el último bocado de una bandeja de aperitivos.

-¡Max, te vi! -le advirtió, alzando la cuchara con una amenaza juguetona- Si sigues así, no habrá nada para los invitados.

Max se encogió de hombros, sonriendo traviesamente mientras se acerca y lo toma por la cintura -Es que están buenísimos, ahí como estas tú y sabes que no me puedo resistir.

Pato apareció en la cocina, arrastrando los pies, pero con una sonrisa de oreja a oreja - Papá Sergio ¿Esas personas que viene se quedarán a dormir?

- No lo creo pato, son algunos amigos del trabajo y también conocerás al bebé de Carlos y Charles, Carlos quiso que organizáramos aquí porque su apartamento está hecho un desastre -respondió mientras terminaba de colocar las bebidas en la mesa - Así que, por favor, compórtense, tú también Max.

La mención de un bebé hizo que Pato levantara las cejas con picardía -¿Ah, sí? ¿Y cómo se llama ese bebé?

Sergio trató de no sonrojarse, pero no pudo evitarlo - Él se llama Oliver, esta noche lo conocerás.

Max, fingiendo desinterés, lanzó una mirada a ambos mientras agarraba una bebida de la mesa - ¿Invitaste a Lance? Para mí que no era necesario que viniera.

Sergio suspiró, pero una sonrisa asomaba en su rostro - Max amor, invitarlo no me correspondía a mí, eso era asunto de Charles.

Sabía que la noche se prestaba para todo tipo de encuentros, pero esperaba que todo transcurriera sin incidentes.

Sergio sonrió mientras veía a Max disfrutar de otro bocado, aunque lo molestara, le encantaba esa chispa traviesa que tenía.

-¿Qué? ¿Ya no me vas a regañar? -dijo Max con una sonrisa, levantando las manos en señal de inocencia.

-Ya me rendí contigo Emilian -respondió Sergio, acercándose para darle un beso rápido en la mejilla - Pero si sigues comiéndote todo, les voy a decir a los demás que no había comida porque mi esposo la acabó antes de que llegaran.

Max se rio y le lanzó una mirada provocadora -No te atreverías.

Pato, que seguía en la cocina, los observaba con una sonrisa - ¿Me pueden dar un vaso con leche antes de que se besen?

Sergio se río y miró su reloj -Bueno, pero luego nos ayudas, es hora de poner la mesa, Max, ¿me ayudas o prefieres seguir robando bocados?

Max sonrió de lado -Te ayudo... pero no prometo dejar de comer mientras lo hago.

Poco después de ordenar la mesa y preparase, llamaron a la puerta.

Max abrió la puerta con una sonrisa al ver a Carlos y Charles, que llegaban cargando a Oliver en un portabebés.

Only You Max.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora