Katherine había creído que conocía el peligro, pero desde que el Joker la secuestró y la llevó a su mundo, el concepto había adquirido un nuevo significado. No había forma de escapar, y lo peor era que, aunque al principio resistió con todas sus fuerzas, algo dentro de ella comenzaba a ceder.
El Joker no solo la quería como una pieza más en su juego. Él quería transformarla, romperla y reconstruirla a su imagen, pero a su retorcida manera. Sabía que ella tenía una resistencia feroz, pero él también sabía que con el tiempo, todos ceden. Y lo disfrutaba, como si fuera un juego.
Esa noche, él la llevó a uno de sus lugares favoritos: un club clandestino, oculto bajo las fachadas de edificios elegantes en el centro de Gotham. El lugar era sofisticado, lleno de figuras sombrías pero bien vestidas, el humo de los cigarrillos llenando el aire mientras la música suave y seductora resonaba en las paredes. Era un lugar de poder, apuestas y transacciones que se hacían en susurros.
Katherine estaba sentada a su lado, en una mesa privada en lo alto de la sala, observando el espectáculo por debajo. Iba vestida como siempre en esos lugares: con un vestido negro ajustado, sus labios rojos y su mirada altiva. Era su forma de demostrar que seguía resistiendo, que no se había rendido por completo. Pero el Joker lo sabía mejor. Esa resistencia era parte del proceso.
—Eres hermosa cuando intentas luchar, muñeca —susurró el Joker, su mano jugueteando con un mechón de su cabello—. Pero sabes que el caos corre por tus venas. Lo sientes, lo has sentido siempre.
Katherine lo miró, sus ojos brillando con rabia y desafío.
—No soy como tú, nunca lo seré —respondió, pero su voz no tenía la convicción de antes. Había dudas, una sombra en su mirada que no había existido semanas atrás.
El Joker se rió, una risa baja y peligrosa que hizo que los hombres en la mesa cercana se tensaran.
—Oh, muñeca, claro que lo eres. Solo tienes que aceptar lo que ya sabes. —Se inclinó hacia ella, sus labios rozando su oído—. Estoy haciendo esto por ti. Estoy dándote algo que nadie más te puede dar: poder.
Katherine sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. No era solo miedo lo que sentía en su presencia. Había algo más oscuro, algo que la llamaba y la aterrorizaba al mismo tiempo. Con cada día que pasaba, la línea entre el bien y el mal se desdibujaba más. En su mente, las voces que le decían que resistiera se estaban ahogando lentamente en el eco de su risa.
Días después, en su nueva prisión de lujo, el Joker había decidido que era momento de poner a prueba la verdadera fortaleza de Katherine. Se encontraba en su penthouse, donde las paredes estaban adornadas con arte oscuro, reflejando el caos que habitaba en su interior. Las luces parpadeantes de Gotham iluminaban el horizonte, creando un ambiente casi onírico, pero ella sabía que no estaba soñando.
—Muñeca, hoy tenemos una actividad especial —anunció él, su voz vibrante de emoción—. Una pequeña experiencia que te hará ver las cosas desde otra perspectiva.
Katherine frunció el ceño, un presagio de la ansiedad tomando forma en su pecho. —¿Qué tipo de experiencia?
—La mejor. Te enseñaré lo que significa el verdadero poder. Vamos a jugar un juego.
Lo llevó a un pequeño cuarto al lado de su penthouse, donde había una serie de pantallas que mostraban diversas cámaras de seguridad. En cada pantalla, un grupo de hombres se movía nerviosamente. Eran sus enemigos, aquellos que se interponían en su camino.
—¿Ves a esos tipos? —dijo el Joker, señalando la pantalla más grande—. Estos son los que se atreven a desafiarme. Quiero que elijas uno. Elige a uno de ellos y decide su destino.
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Crowned in Madness | Joker +18
FanfikceEn un Gotham sumido en la penumbra, donde la locura acecha en cada esquina y los sueños se desvanecen, Katherine es la neurocirujana más aclamada del país. Sin embargo, su vida, construida sobre cimientos de éxito y ambición, da un giro inesperado a...