Crowned in Madness | Joker +18

25. En Marcha

Selina se apoyó en la pared de su ático mientras el dolor palpitante en su pierna no cedía. Su respiración era pesada, y un rastro de sudor perlaba su frente. La bala que Katherine le había disparado había sido precisa, y aunque ella había logrado huir, esa herida no parecía sanarse como debía. Había algo más detrás de ese malestar creciente, algo oscuro y venenoso que la debilitaba lentamente.

La "muerte líquida". Aunque Selina no lo sabía, Katherine había utilizado una toxina diseñada específicamente para detener la recuperación natural de su cuerpo. Un veneno sutil, que se infiltraba en cada célula, saboteando su fortaleza interna. Lo que al principio había sido solo una molestia, ahora se convertía en una presión insoportable. Cada vez que intentaba ponerse de pie, sentía como si algo la arrastrara hacia abajo, debilitándola poco a poco.

"Maldita Katherine," murmuró entre dientes, apretando la mandíbula.

El Joker había sido testigo de la escena de la bala, y aunque había fingido diversión, Selina sabía que detrás de esa sonrisa burlona, algo había cambiado en su mirada. Ya no la veía como su aliada más cercana. Ahora era simplemente una pieza más en un juego más grande, uno que, de alguna forma, sentía que ya había perdido antes de empezar.

Pero ella no estaba dispuesta a rendirse. No sería derrotada por una neurocirujana, no importaba lo peligrosa que Katherine se hubiera vuelto.

Selina se enderezó con esfuerzo y, cojeando, salió de su ático. Se dirigía al lugar donde sabía que el Joker y Katherine la estarían esperando. No permitiría que ellos dos la dejaran fuera del tablero. Ella era Gatúbela, y nadie la vencía.

En el club clandestino donde los encuentros del inframundo se organizaban en la penumbra, Katherine esperaba con el Joker a su lado. La atmósfera era sofocante, llena de humo y sombras, pero la tensión entre ellos era aún más densa que el aire. Katherine observaba el lugar con una mezcla de indiferencia y superioridad, mientras que el Joker se limitaba a mantener su sonrisa burlona, aunque sus ojos la seguían a cada paso. Él sabía que estaba jugando con fuego, pero eso era exactamente lo que le gustaba.

—Va a llegar tarde —dijo Katherine, rompiendo el silencio.

—Siempre hace su entrada así —respondió el Joker, mirando el reloj de pulsera que había robado a algún millonario desprevenido—. Le gusta el drama tanto como a mí.

Katherine rodó los ojos, pero detrás de su gesto había un mar de pensamientos que se agitaban con intensidad. Su plan no era simple. No solo quería vencer a Selina, sino hacerla caer de tal manera que nunca más se levantara. Y más que eso, tenía sus propios intereses. La ciudad sería suya. Gotham necesitaba una nueva reina, alguien que pudiera traer caos de una forma más calculada, más precisa. El Joker tenía sus negocios, sus juegos, pero Katherine tenía ambiciones mucho más grandes.

Quería controlar el poder en todos los rincones de la ciudad, desde los negocios clandestinos hasta los tratos sucios entre políticos. No sería solo una extensión del reinado del Joker, sería algo más grande.

Y aunque no se lo había dicho al Joker, ya estaba moviendo las piezas necesarias. Sus contactos en los hospitales, su influencia sobre el mundo de la neurociencia, le habían permitido infiltrar agentes leales a ella en los lugares clave de la ciudad. Los primeros pasos estaban dados. Gotham aún no lo sabía, pero Katherine ya estaba construyendo su propio imperio, lentamente, sin prisa, pero con un propósito firme.

La llegada de Selina la sacó de sus pensamientos.

Cojeando ligeramente, pero con la barbilla en alto, Selina se abrió paso entre las sombras del club. Su mirada felina estaba fija en Katherine, el brillo en sus ojos demostraba que, aunque estuviera herida, no iba a ceder ni un centímetro.