9. Caída

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La noche en el club clandestino estaba impregnada de tensión. El Joker había organizado una reunión con uno de sus rivales más peligrosos, El Serpiente, un mafioso que había estado amenazando su control en Gotham durante meses. La habitación vibraba con el murmullo de voces tensas, mientras los ojos curiosos de los presentes observaban con cuidado cada movimiento del Joker y su "muñeca", Katherine.

Ella estaba a su lado, como siempre. Su presencia se había vuelto fundamental en estos encuentros, no solo como su compañera, sino también como una declaración de poder. Pero esta noche, algo era diferente. Había un aire de expectativa. El Joker quería que ella demostrara lo que había aprendido, que no solo era un adorno a su lado, sino una fuerza que podía manejarse en el caos que él dominaba.

—Muñeca —susurró el Joker en su oído, su voz suave pero cargada de autoridad—, tengo un pequeño juego para ti. Quiero que te acerques a El Serpiente. Haz que se sienta cómodo, que piense que puede tenerte. Quiero ver hasta dónde puedes llevarlo.

Katherine lo miró de reojo, su corazón acelerándose por la mezcla de emoción y temor. Sabía lo que el Joker quería de ella, y aunque la idea la inquietaba, había un fuego dentro de ella que la impulsaba a demostrar su valía. Quería más que la aprobación de él; quería sentir ese poder correr por sus venas, ese caos que ahora la llamaba.

—¿Y qué pasa si él intenta algo? —preguntó, su voz manteniendo un tono neutral.

—Entonces lo detendrás —sonrió el Joker, con una malicia latente en sus ojos—. Quiero ver cómo manejas el peligro, muñeca. Después de todo, este es nuestro mundo.

Con una última mirada hacia él, Katherine se levantó, ajustando el vestido negro que llevaba y dirigiéndose hacia El Serpiente. El hombre la observó acercarse, su sonrisa maliciosa ensanchándose. Sabía que ella no era solo una simple acompañante del Joker, pero eso no impedía que su interés fuera evidente.

—¿Te gustaría acompañarme? —preguntó El Serpiente, su voz ronca y llena de falsa amabilidad mientras le ofrecía una silla junto a él.

—Depende —respondió Katherine con una sonrisa sutil, sentándose lentamente—. ¿Eres un buen compañero de conversación?

Él se rió, su mirada oscura recorriendo su cuerpo con descaro. Era un juego peligroso, y ambos lo sabían. Pero Katherine había aprendido a manejar ese tipo de atención. Había pasado meses siendo entrenada por el Joker, meses de entender cómo controlar una situación, cómo manipularla para obtener el resultado deseado.

El club clandestino bullía de tensión mientras Katherine seguía coqueteando con El Serpiente, cumpliendo la misión que el Joker le había encomendado. Cada sonrisa seductora, cada mirada calculada, la acercaba más al objetivo. Pero algo dentro de ella se sentía inquieto. No era solo el peligro latente, sino una emoción más profunda que no lograba comprender del todo. Sabía que el Joker la observaba desde las sombras, expectante, sus celos palpables. Quería probarse a sí misma, demostrarle que era más que su simple muñeca, pero el juego con El Serpiente era una peligrosa danza sobre una cuerda floja.

El Serpiente, un hombre cruel y calculador, disfrutaba del coqueteo. Sin embargo, lo que él no veía era el verdadero juego en marcha, uno que implicaba mucho más que un simple intercambio de sonrisas. Katherine podía sentirlo, el peso del plan del Joker cayendo sobre sus hombros. Ella estaba aprendiendo a vivir en el caos, pero aún se aferraba a las últimas trazas de su antigua vida, la vida de una cirujana que salvaba vidas. Una ironía que ahora parecía un eco lejano en su mente.

—¿Sabes? —murmuró El Serpiente, inclinándose hacia ella—. Nunca pensé que el Joker compartiría algo tan valioso. Una mujer como tú podría cambiar las reglas del juego.

Crowned in Madness | Joker +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora