21. Muerte Líquida

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Selina Kyle estaba sentada en el rincón más oscuro del club que frecuentaba desde hacía años. Las luces parpadeaban en tonos de neón púrpura y azul, mientras la música pulsante hacía vibrar cada rincón del lugar. A su alrededor, la gente se movía, bebía, reía y se perdía en la atmósfera intoxicante del caos. Pero ella... ella no podía concentrarse. Todo lo que sentía era una opresión invisible que la ahogaba.

Cada día, cada encuentro con el Joker la asfixiaba más, como si estuviera atrapada en una jaula invisible. El juego que siempre había sido peligroso y emocionante, lleno de adrenalina y poder, ahora se sentía descontrolado. El cambio, el desequilibrio, todo se debía a una sola persona. Katherine.

La aparición de esa mujer lo había cambiado todo. Al principio, Selina había subestimado a Katherine, asumiendo que era solo una de las tantas obsesiones pasajeras del Joker. Una que llegaría, jugaría su papel y se iría, dejando el lugar libre para alguien más. Sin embargo, Katherine no era como las otras. Había algo en ella que la diferenciaba. No solo su apariencia, sino la forma en que manejaba el caos. Selina observaba cómo esa mujer parecía controlar el poder destructivo del Joker, cómo era capaz de estar a su altura en esa danza retorcida de poder y destrucción.

Y eso era algo que Selina no podía permitir.

Tomó un trago de su copa, sintiendo el calor del alcohol recorrer su garganta. Necesitaba despejar su mente. Los últimos días habían sido un torbellino de incertidumbre. Había fallas en su red de contactos, aliados que desaparecían sin razón aparente, y un miedo sutil que comenzaba a enraizarse en quienes la rodeaban. Sentía que la estaban aislando, pero no podía señalar con precisión quién estaba detrás de todo esto.

Katherine, pensó. Todo esto comenzó cuando ella apareció.

Markus, el mesero que trabajaba en el club, se acercó a su mesa, ofreciendo su sonrisa neutra de siempre. Selina apenas le prestó atención, tomando el nuevo vaso que él le ofrecía. En otro momento, habría notado algo inusual, algún pequeño detalle que hubiera levantado sospechas. Pero esta noche, la sensación de opresión y frustración era demasiado fuerte para concentrarse en alguien como Markus. Además, el alcohol que había estado consumiendo durante toda la velada ya nublaba sus sentidos. Se lo atribuyó a eso, a los efectos del licor. Después de todo, era un refugio común para quienes jugaban en su mundo: perderse en la bebida para olvidar, aunque fuera por un instante, el peligro constante.

Tomó un sorbo largo, sin prestar atención al sabor ligeramente amargo del líquido. El club seguía latiendo a su alrededor, pero Selina no podía sacudirse la sensación de que algo se estaba saliendo de control. Miró hacia el centro del club, donde el Joker, como siempre, era el rey del caos. Estaba riendo histéricamente, rodeado de un grupo de personas que se aferraban a cada palabra suya, como si el simple hecho de estar cerca de él los hiciera parte de algo más grande.

Y ahí estaba la realidad que Selina no podía ignorar: Katherine no estaba presente, pero su sombra lo dominaba todo. Era como si la mujer no necesitara estar físicamente en el club para controlarlo. Sabía que Katherine estaba detrás de muchos de los movimientos recientes del Joker, dirigiendo sus planes desde la distancia, manejando otros negocios importantes. Mientras tanto, Selina seguía atrapada, observando cómo su mundo se desmoronaba lentamente.

Katherine tenía más planes de los que Selina podía comprender. Movía piezas en un juego que iba mucho más allá de lo que ella misma había anticipado. Pero Katherine era peligrosa no solo por su inteligencia, sino por su capacidad para estar presente sin estarlo, para dirigir el caos sin ensuciarse las manos. Selina era consciente de que Katherine la veía como un cabo suelto, un error que necesitaba ser corregido, y eso la enfurecía. Ella, Selina Kyle, no era un error. No era débil.

Crowned in Madness | Joker +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora